El sábado 1 de noviembre de 2025, en la localidad de Granollers (Cataluña), descansó en el Señor nuestra querida hermana Carmen Aurelia («Carela») Gullón Canedo, nacida el 10 de junio de 1935 en A Coruña, España, hija de Rafael Gullón y Aurelia Canedo.
De niña, Carela vivió en A Coruña, donde sus padres abrazaron la fe adventista en tiempos difíciles. Realizó sus estudios primarios y algunos años de enseñanza secundaria en su ciudad natal. Durante los años de la posguerra, cuando la represión hacia quienes no eran católicos era intensa, la familia decidió emigrar a Argentina, en el año 1956.
Luego de trabajar como colportora en diversas localidades del país, se trasladó a Entre Ríos, donde completó sus estudios secundarios y realizó un curso superior de Instructora Bíblica en el Colegio Adventista del Plata (Libertador San Martín), en 1960.
Allí, Carela y sus hermanos estudiaron teología y se prepararon para el servicio cristiano. Los primeros lugares donde desempeñó su tarea fueron las provincias de Cuyo (San Juan y Mendoza), demostrando un gran compromiso con la causa de Dios.
Ella ejerció como obrera bíblica, y tres de sus hermanos llegaron a ser pastores, todos ellos ya jubilados. Uno de ellos, David Gullón, sirvió también como profesor en el Seminario Adventista de España, participando en la formación de numerosos obreros.
De vuelta a España
A fines del año 1964 regresó a España, donde se caracterizó por su bondad y solidaridad con hermanos cubanos y emigrantes, a quienes acogió y ayudó en su sustento diario.
Carela sirvió con entrega en distintas iglesias, siempre al lado de los pastores y los miembros. Desarrolló su labor como obrera bíblica en Zaragoza y Huesca, y colaboró activamente en la iglesia de Madrid-Alenza. Más tarde llevó el grupo de creyentes en Ibiza, donde dejó una huella de amor y fidelidad.
Después de acogerse a su jubilación, siguió colaborando como anciana en la iglesia en Alicante.
Últimos años en la residencia Maranatha-Cardedeu
Durante los últimos años de su vida, recibió cuidados integrales de parte de nuestros profesionales en la residencia Maranatha-Cardedeu, donde ingresó el 8 de marzo de 2021. Allí encontró un ambiente de cariño, atención y acompañamiento cristiano, hasta que el Señor la llamó al descanso.
A pesar de sus dificultades de salud —una operación de corazón y varios ictus—, Carela conservó su serenidad, amabilidad y su sonrisa característica.
La capellana de la residencia, Lourdes Estalayo, quien la acompañó espiritualmente, recuerda con especial afecto su admirable sensibilidad hacia los temas de fe. Aunque su mente se encontraba afectada por la demencia en una etapa avanzada, cuando se hablaba de asuntos espirituales, Carela recuperaba una sorprendente lucidez y respondía con determinación y claridad.
Su interés por la Palabra y su comunión con Dios permanecieron intactos hasta el final, testimonio vivo de una fe que ni el deterioro físico ni mental pudieron borrar.
El pastor Manuel García comparte que varios hermanos de la iglesia de Alicante guardan un entrañable recuerdo de Carela. Ella siempre estaba pendiente de que, al concluir el sábado, la congregación cantara para despedir la semana con gratitud y gozo, entonando «Al final de la semana». Su espíritu alegre, su fe constante y su amor por la alabanza permanecerán vivos en la memoria de todos los que la conocieron.
Muy querida, y fiel hasta el último momento
Nuestra querida hermana Carela Gullón descansa en el Señor, fiel servidora suya hasta el último momento. Fue querida por todos los hermanos de las iglesias donde trabajó, compañera entrañable de los pastores con quienes sirvió, y siempre irradiaba ternura y bondad al hablar.
Sentimos la pérdida temporal de su presencia, pero tenemos la seguridad de que en el gran día de la resurrección ella no faltará. Muchos tendrán entonces la oportunidad de verla de nuevo, de darle un abrazo y de agradecerle por el mensaje de salvación que compartió con ellos.
La separación es solo temporal, lo creemos con certeza, porque es la promesa del Señor. En estos tristes momentos, la misma esperanza que sostenía a Carela debe fortalecernos a nosotros para seguir adelante, para no faltar a la cita con ella y con todos los que descansan en Cristo.
Transmitimos nuestro profundo pésame a todos los familiares, y de manera especial a su sobrina Dori, esposa del pastor Fernando Gilbert, confiando en el consuelo que solo el Señor puede dar.
Confiamos en las palabras de Jesús:
«Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.» (Juan 11:25)
Hasta muy pronto, Carela.
Autor: Richard Ruszuly, secretario ministerial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España, con información del Dr. David Pio Gullón.





