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1.      Acostumbrarse a trabajar desinteresada, voluntaria, gratuita y perseverantemente, a favor del prójimo, sintiéndose parte activa de las buenas causas.

2.      Actuar con mucha generosidad, incluso con las cosas propias más apetecibles, no dudando en ofrecer, de lo que tenemos, no de lo que nos sobre, las 3 T’s (Tiempo, Talento y Tesoro), procurando hacerlo en grupo, para aumentar la eficacia.

3.      Aprender a anteponer al propio bienestar, los sacrificios solidarios que haya que hacer, por el bien común.

4.      Comprender que si nuestro entorno está bien, nosotros también lo estaremos.

5.      Conservar el espíritu abierto a todas las personas que tengan necesidades, sin importar su raza, política o religión.

6.      Convertirse en los denominados “solidarios sin fronteras” compatibilizando la solidaridad, con el tiempo libre y el ocio, en beneficio de las personas o causas, que necesitan su tiempo, su tesoro o su talento. Muchas personas, principalmente los jóvenes, pueden disfrutar de una nueva experiencia, viviendo en otro entorno o solidarizándose con otras causas, pueden reorientar su futura vida familiar, profesional y social.

7.      Dar ejemplo de solidaridad durante todo el año, no solamente en ocasiones determinadas.

8.      Demostrar mucha sensibilidad humana, ante la presencia de los problemas de los demás.

9.      Disponer de mucha valentía y coraje, para comenzar y continuar conscientemente, con la solidaridad a pesar de los problemas, dificultades e incomprensiones, que salgan en el camino.

10.   Educarse en saber comunicar a los demás, las ventajas de la virtud y valor humano de la solidaridad, para que los necesitados de ella no se encuentren solos.

11.   Empezar la solidaridad con la familia, la cual es mucho más que una unidad legal, social o económica. Es una comunidad de amor, solidaridad y convivencia, para trasmitir e instalar en las mentes, las virtudes y valores humanos, culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos. Es la primera red de solidaridad, e incluso egoístamente, es la mejor y más segura cuenta de ahorro, donde guardar el dinero y las buenas acciones, por si tienen que servir, para prevenir y sobrepasar las futuras dificultades y crisis económicas.

12.   Enseñar a los hijos, para que sepan que no están solos en la sociedad, y que hay otras personas en la sociedad menos afortunadas. Hoy por ti y mañana por mí.

13.   Escuchar con atención, dedicación, afecto y simpatía, las propuestas de interés general y bien común para la familia, los amigos o la sociedad.

14.   Evitar el individualismo, la indiferencia y el egoísmo, ante los problemas o inquietudes justificadas de los demás.

15.   Incrustar en la familia la educación del concepto de “Todos para uno, y uno para todos”, sin excepciones en los temas del dinero, del mutuo esfuerzo y del amor, solidarizándose con generosidad, principalmente ante las situaciones familiares.

16.   Luchar por conseguir instaurar en la cultura, la ética de la solidaridad, principalmente en los jóvenes, para que vaya fortaleciéndose en ellos a medida que vayan creciendo.

17.   Mantener pase lo que pase, la perseverancia solidaria sin decaimiento, sabiendo que los demás, necesitan que hagamos el máximo esfuerzo posible para ayudarles.

18.   No desanimarse por el sacrificio que supongan la incomprensión, rechazo, apatía, ingratitud o desprecio, por causa de los que no aprueban esta virtud o por las abstenciones en la participación.

19.   No sentirse indiferentes a las buenas causas familiares o sociales.

20.   Practicar el trabajo en equipo, cuando sea necesario, para aumentar los resultados de la solidaridad, a poder ser en unión y cooperación con las ONG’s.

21.   Respetar, reconocer, comprender, apoyar y acoger a los que necesitan nuestra solidaridad con discernimiento y empatía, poniéndose en lugar de los otros.

22.   Ser solidario sin egoísmo ni arrogancia, para que las personas u organizaciones, alcancen a obtener un mejor nivel de vida familiar, social, económica y religiosa.

23.   Tener muy claras las prioridades y primeramente, tener una gran solidaridad con las personas. Después tener la cabeza muy fría, aunque se tenga el corazón caliente, para analizar y actuar sin pasión, según los resultados del estudio de las prioridades. Está muy bien tener solidaridad con la vida de los animales, ballenas, focas, gallinas y con la madre tierra, pero primero son las personas.

24.   Trabajar en grupo y cumplir lo mejor posible, los compromisos adquiridos con uno mismo o con el prójimo.

25.   Usar la inteligencia y desarrollar los cinco sentidos, para comprender lo que necesitan los demás, incluso antes de que nos lo pidan.

Revista Adventista de España