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En una jornada marcada por la tensión, el dolor y la controversia religiosa, Jesús de Nazaret, el conocido predicador galileo, murió por crucifixión este viernes a eso de las tres de la tarde. Horas antes, por la mañana, había sido crucificado  por orden del procurador romano Poncio Pilato, tras una serie de juicios irregulares llevados a cabo por las autoridades religiosas judías.

Multitudes se congregaron desde primeras horas de la mañana del jueves en las inmediaciones del Gólgota, también conocido como «Lugar de la Calavera», para presenciar la ejecución pública. Jesús fue clavado en una cruz entre dos criminales, cumpliéndose con ello las antiguas profecías que lo señalaban como «contado entre los transgresores» (Isaías 53:12).

Juicio exprés y polémica condena por crucifixión

La detención del «Maestro nazareno» ocurrió en la madrugada del jueves al viernes tras su oración en el huerto de Getsemaní, al este de Jerusalén. Fue traicionado por uno de sus propios discípulos, Judas Iscariote, a cambio de 30 piezas de plata. Posteriormente, fue llevado ante el Sanedrín, donde fue acusado de blasfemia por proclamarse Hijo de Dios y Rey de los judíos.

Sin embargo, fuentes cercanas a los acontecimientos aseguran que Pilato no halló culpa en él, y que intentó liberar al acusado de la crucifixión, ofreciendo al pueblo la opción de soltar a Jesús o a Barrabás, un notorio criminal. Sorprendentemente, la multitud eligió liberar a Barrabás.

Fenómenos inexplicables durante su muerte

Según testigos presenciales, desde el mediodía hasta las tres de la tarde, durante la crucifixión, hubo una oscuridad total sobre toda la región, fenómeno que algunos describieron como «sobrenatural».

A la hora de su muerte, Jesús exclamó con voz fuerte: «Consumado es». Según varios testigos, en ese instante el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo, un hecho que ha sido interpretado por algunos líderes religiosos como un símbolo del fin del sistema de sacrificios del templo.

Asimismo, se reportaron temblores y la apertura de varias tumbas en las cercanías, generando temor y asombro entre los habitantes.

Reacciones divididas

El centurión romano encargado de la ejecución declaró: «Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios», reflejando el impacto que tuvo el evento incluso en los soldados extranjeros. Mientras tanto, muchos seguidores de Jesús, entre ellos su madre María y varios discípulos, presenciaron los hechos con profunda tristeza.

El cuerpo fue reclamado por José de Arimatea, un miembro respetado del Sanedrín que se declaró seguidor secreto del Nazareno. Los restos mortales fueron colocados en un sepulcro nuevo, tallado en roca, a las afueras de la ciudad.

Jesús descansó así el sábado, como era su costumbre. Aunque esta vez en la tumba.

Expectativa por el tercer día

Algunos de sus seguidores recuerdan que Jesús afirmó en varias ocasiones que resucitaría al tercer día. Por esta razón, las autoridades han sellado la tumba y asignado guardias para evitar cualquier intento de manipulación del cadáver.

Jesús murió el viernes, descansa este sábado en la tumba y todas las miradas están puestas en saber qué pasará este domingo, tercer día. ¿Resucitará como afirmó?

La tensión permanece en Jerusalén.

Seguiremos informando.

 

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