El 22 de noviembre de 2025, Ministerio de la Mujer de la Iglesia Adventista de habla portuguesa de Madrid desarrolló una jornada especial dedicada a los hombres. Por la mañana, la escuela sabática y el culto ofrecieron, además del momento de adoración, profundas reflexiones espirituales con temas enfocados en la vida masculina. Por la tarde, se llevó a cabo un programa muy especial, con charlas de salud integral, orientaciones y reconocimientos dirigidos a ellos.
La campaña mundial «Noviembre azul» nació con el objetivo de concienciar sobre la salud masculina, poniendo el foco especialmente en la prevención del cáncer de próstata, el cáncer de testículo, la salud mental y la prevención del suicidio. A nivel mundial, los hombres presentan mayores tasas de mortalidad prematura y suelen acudir menos a los servicios de salud preventiva. Esto provoca que muchas enfermedades se detecten en etapas avanzadas.
Por eso, por tercer año consecutivo, el Ministerio de la mujer de nuestra iglesia de habla portuguesa viene desarrollando acciones durante el mes de noviembre centradas en el cuidado y la salud integral de los hombres, abordando las dimensiones física, mental y espiritual. En este marco, se promueve un fin de semana especial dedicado a la orientación espiritual, la promoción de la salud masculina y la acogida del hombre en toda su integridad, reconociendo sus desafíos, necesidades y valores.
Según los organismos internacionales de salud, los hombres, en promedio, viven menos años que las mujeres y muestran mayor resistencia a hablar de su estado emocional, pedir ayuda o realizar controles médicos periódicos. Noviembre azul busca romper este silencio, y la Iglesia Adventista de habla portuguesa de Madrid aprovechó esta efeméride para promover el autocuidado, la prevención y una visión integral de la salud masculina.
Compromiso con el cuidado integral del hombre
El cáncer de próstata es uno de los más diagnosticados entre los hombres, y los problemas relacionados con la salud mental —como la depresión, la ansiedad o el aislamiento emocional— continúan siendo temas poco abordados en la población masculina. Además, los hombres suelen acudir con menor frecuencia a revisiones médicas preventivas y tienden a normalizar síntomas que requieren atención profesional.
Por ello, las campañas de concienciación como Noviembre Azul son especialmente importantes, ya que fomentan una cultura de prevención, detección temprana y cuidado responsable, animando a los hombres a hablar abiertamente sobre su salud y a asumir un papel activo en su bienestar.
Esta iniciativa pretende ser una invitación a romper barreras, promover el diálogo y recordar que cuidarse no es una debilidad, sino un acto de responsabilidad y amor propio.
El desafío de ser hombre: «La mirada que moldea al hombre»
Por la mañana, el pastor Igor Domingos realizó una predicación profundamente reflexiva sobre lo que significa ser hombre. Con el título «La mirada que moldea al hombre», el pastor llamó la atención sobre la importancia de cómo el hombre interactúa con esas miradas y cómo, a partir de ellas, se construye su verdadera identidad. Habló de miradas que elevan, miradas que hieren, miradas que exigen y miradas que restauran.
Al comenzar, compartió un pensamiento intenso e inspirador:
«Ser hombre es más difícil de lo que parece. Existe una gran expectativa en relación con el hombre. Ser hombre es vivir una paradoja, porque el hombre debe ser:
- firme, pero no demasiado, para no volverse duro; su fuerza debe servir para sostener y no para aplastar.
- sensible, pero no en exceso, para no ser frágil. Sentir no para quebrarse por dentro, sino para comprender al otro.
- fuerte, pero no demasiado, para no ser violento. Su fuerza es para proteger y no para herir.
- líder, pero no en exceso, porque liderar no es dominar. La dirección y el control requieren equilibrio. Por eso tenemos a Cristo, quien enseña que liderar es servir.
- seguro de sí mismo, pero no demasiado, para no caer en la arrogancia. La verdadera confianza en uno mismo no humilla a nadie.
- calmado, saber callar y escuchar a los demás, pero no tanto como para parecer indiferente o frío. El silencio debe ser sabio, no distante.
- proveedor, pero no en exceso, para no pensar que es dueño de todo o capaz de hacerlo todo. Cuidar no significa controlar.
- valiente, pero no imprudente. La valentía necesita madurez: saber cuándo avanzar y qué batallas son realmente importantes.
- humilde, pero no pasivo. La humildad es una fuerza que no anula la acción.
- emprendedor, pero no aislado, creyendo que puede hacerlo todo solo. Hay momentos de crecimiento personal, pero no se debe olvidar que la vida se construye en relaciones.
Existe una expectativa de Dios, de la sociedad, de la educación, de la iglesia y de uno mismo cuando se mira al espejo y ve una realidad que muchas veces está lejos de esas expectativas. Con una lista tan alta de exigencias, puede resultar complicado ser tan firme, tan sensible, tan fuerte, tan líder, tan confiado, tan calmado, proveedor, valiente, humilde y emprendedor. Sin embargo, es importante saber que la identidad se forma no solo a partir de las circunstancias, sino también a partir de las miradas y expectativas que existen entre unos y otros. De ese contraste nace el conflicto interno, y esa tensión entre lo que se espera y lo que se es va forjando la identidad».
La responsabilidad de ser hombre
El hombre tiene una gran responsabilidad en su entorno, ya sea como hijo, hermano, tío y, especialmente, como marido y padre. Para ello, hizo referencia a algunos textos bíblicos:
«Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor» (Efesios 6:4).
«Así deben los maridos amar a sus propias mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama»
(Efesios 5:28).
Noviembre azul fue un llamado a los hombres como sacerdotes del hogar, responsables de cautivar miradas que no frustren, no maltraten ni hieran. Aunque se trata de una gran responsabilidad, la mirada debe ser siempre de amor, comprensión y admiración. El hombre está llamado a ser seguridad espiritual y física para su hogar y para el entorno en el que vive, siendo fiel, honesto y responsable.
Para finalizar su reflexión, el pastor compartió una promesa divina llena de consuelo y poder:
«Yo te instruiré y te enseñaré el camino que debes seguir; te aconsejaré y cuidaré de ti» (Salmo 32:8).
La más hermosa de todas las miradas y expectativas es la mirada de Cristo hacia el hombre. Una mirada que ve la posibilidad y el potencial de todo lo que puede llegar a ser en Él. Hombres, maridos y padres cristianos que, estando en Cristo, son nuevas criaturas, conforme al corazón de Dios.
Cuidados y salud física y mental
Por la tarde, el programa continuó con una charla impartida por el médico Dr. Marcelo Daltro, miembro de la comunidad, quien abordó temas fundamentales relacionados con la salud física de los hombres. Durante su intervención, destacó la importancia de observar y conocer el propio cuerpo, recordando que el cuerpo «habla» y suele dar señales claras sobre el estado de la salud.
El doctor subrayó la relevancia de mantener una alimentación equilibrada y cultivar hábitos de vida saludables como forma de prevención, especialmente para reducir el riesgo de enfermedades graves como el cáncer. Asimismo, animó a los hombres a no ignorar los síntomas, realizar controles médicos periódicos y buscar información fiable sobre su salud.
Dando continuidad al tema del cuidado, ahora desde la perspectiva mental, el pastor Igor Domingos abordó la importancia del bienestar emocional de los hombres. En el contexto cristiano, se reconoce la necesidad de atender no solo la dimensión espiritual, sino también la emocional y psicológica. Los hombres, con frecuencia, enfrentan presiones relacionadas con el trabajo, la familia y las responsabilidades sociales, lo que puede generar estrés, ansiedad o agotamiento emocional.
Promover espacios de diálogo, fomentar el descanso, fortalecer la vida de oración y normalizar la búsqueda de apoyo profesional o pastoral contribuye a una mejor salud mental. Cuidar la mente permite a los hombres desarrollar una fe más equilibrada, relaciones más sanas y un testimonio coherente, impactando positivamente en su entorno familiar y comunitario.
El papel del hombre según la Biblia
Como cristianos, reconocemos que tanto el hombre como la mujer fueron creados a imagen de Dios (Génesis 1:27), con dignidad, valor y propósito iguales. Antes del pecado, ambos compartían responsabilidades y un llamado complementario: cuidar la creación, vivir en comunión con Dios y reflejar su carácter en todas sus relaciones. Eran una unidad.
Antes del pecado, el hombre y la mujer eran compañeros iguales, llamados a apoyarse mutuamente. Debían cuidar del hogar y fomentar un ambiente de amor, respeto y fidelidad. Su relación se basaba en colaboración, servicio y ayuda mutua, no en autoridad o jerarquía. Ambos dependían de Dios. Tras el pecado, los roles cambiaron y el hombre se convirtió en cabeza de la mujer y de la familia, e igual que con otros temas sociales como la esclavitud o el divorcio, el Señor en su infinito amor nos dio en la Biblia los mejores consejos para vivir en esta sociedad desfigurada, hasta que Él vuelva. El hombre sería cabeza de la mujer, pero Cristo lo sería de ambos.
Antes del pecado: igualdad y compañerismo
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Génesis 1:27 –
- «Y Dios creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.» Ambos fueron creados como una unidad, con dignidad y valor a imagen de Dios. Iguales y complementarios, ninguno superior o inferior al otro.
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Génesis 2:18: 21-24
- «No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él…» Eva fue creada de una costilla («ni de la cabeza, para que no se creyera superior, ni del pie para que no fuera inferior, sino de un hueso situado al lado de su corazón para que la amara», como dice Elena de White en Patriarcas y Profetas y también reproducida en Hijas de Dios. Allí ella explica el significado de que Eva fuera creada «de la costilla» (del costado) de Adán:«Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán.
»Este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus pies como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él.</strong> Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esta relación».
El hecho de que Adán fuera creado antes que Eva no indica superioridad según la Biblia, ya que los animales fueron creados antes que Adán. El texto simplemente describe el orden cronológico, no un mandato de superioridad o autoridad sobre ella. La Biblia enfatiza que ambos son imagen de Dios (Génesis 1:27), iguales en dignidad y valor. Por tanto, la relación ideal que Dios diseñó es mutua y complementaria, no jerárquica. El liderazgo que aparece después del pecado refleja la caída, no la creación original. Antes del pecado, ambos caminaban en igualdad bajo Dios, y la autoridad de Cristo es la que marca el patrón perfecto de guía y servicio.
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Génesis 2:24
- «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne» Refleja unidad, colaboración y apoyo mutuo. Son una sola carne.
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Génesis 2:15
- «Tomó, pues, Jehová Dios al ser humano y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Ambos tenían responsabilidades compartidas de mayordomía sobre la creación. (En Génesis 2:15, la palabra hebrea original es adam (אדם), que se traduce comúnmente como ‘hombre’ pero en este contexto se refiere al ser humano en general (masculino y femenino), ya que está relacionado con la palabra para ‘tierra’ (adamá) y la narrativa posterior introduce a la mujer (ishshah) como parte de ese mismo ‘adam, mostrando la unidad de la humanidad antes de la distinción de géneros.
Tras el pecado: consecuencias y roles
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Génesis 3:16
- «A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores en tus embarazos; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.» No era un castigo, era una consecuencia. La Creación entera cambió por culpa del pecado. La relación del hombre y la mujer también; el hombre asumió un rol de ‘cabeza’ en la dinámica familiar, reflejo de las consecuencias del pecado, pero siempre bajo la cabeza de Cristo.
Cristo como cabeza
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Efesios 5:23
- «Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo él mismo el Salvador del cuerpo.» El hombre es cabeza de la mujer en la familia, pero siempre bajo la autoridad y ejemplo de Cristo.
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Efesios 5:25-28
- «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella…» El liderazgo del hombre debe reflejar servicio, sacrificio y amor, siguiendo el ejemplo de Cristo.
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Colosenses 3:18-19
- «Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.» El Señor reguló el matrimonio tras el pecado, permitiendo incluso el divorcio (nunca diseñado en su plan anterior ver Malaquías 2:16 vs. Mateo 19:1-9). Igualmente, puso en orden otras relaciones sociales no deseadas, como la esclavitud (Efesios 6:5-10).
El rol del hombre es de cuidado y amor responsable
Para los hombres (y para las mujeres) el llamado sigue vigente: están llamados a reflejar el carácter de Jesús en su entorno, con familiares, amigos y hermanos en la fe. Deben, de la mano de Dios, mostrar coherencia, integridad y amor en su vida diaria, como seguidores de Cristo.
Cada día es más importante que los hombres comprendan y asuman su identidad como imagen de Dios. Deben vivir con equilibrio, fe y responsabilidad, dando testimonio de amor y compromiso cristiano en la sociedad actual. Y también aprendiendo a cuidarse física, mental, social y espiritualmente.
Por eso, Noviembre Azul nos recuerda que la atención del hombre no debe limitarse a un solo mes, sino convertirse en una práctica constante a lo largo de todo el año. Cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu es un acto de responsabilidad y también de fe, ya que la vida es un regalo de Dios que merece ser preservado.
Cuando el hombre se cuida, fortalece su relación con Dios, con su familia y con su comunidad, viviendo con equilibrio, sabiduría y propósito.
Autora: Alessandra da Silva Oliveira, corresponsal de la Revista Adventista de España, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de habla portuguesa en Madrid. Añadido en cursiva de Esther Azón, teóloga y comunicadora, editora y redactora de Revista.adventista.es












