El pasado sábado 5 de noviembre celebramos la ordenación de un anciano y tres diaconisas en la iglesia de Gerona. El pastor Félix Valtueña se encargó de la ordenación del anciano Nielsen P. También nuestras hermanas Daniela (hija de Nielsen), Olga y Verónica, han sido llamadas para ser diaconisas.
El sermón del pastor
El pastor habló, durante el sermón, sobre la justificación por la fe. Mostró, a través de la ilustración del matrimonio, que la mujer es la iglesia, y Cristo es el esposo. Explicó que solo en Cristo podemos obedecer la ley de Dios y convertirnos en una nueva criatura. Gálatas 2: 20 Dice: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo».
Especial musical
Además, los presentes disfrutamos de una parte especial bajo la instrucción de nuestra hermana Noelia. Se trató de la interpretación musical de dos niños del Club de Exploradores de nuestra iglesia: Yeremy y Owen junto a nuestra diaconisa Vanesa R. Ellos tocaron un xilófono y Noelia tocó la flauta travesera. Tocaron, entre otros, el himno «Tengo paz» (número 426 de nuestro himnario).
La ordenación del anciano y descripción de sus funciones
La función de un anciano conlleva mucha responsabilidad. «El anciano debe ser capaz de dirigir los servicios de la iglesia. Es responsable por aprender y desarrollar las habilidades necesarias para la dirección del culto; la lectura de las Escrituras, cómo dirigir las oraciones públicas, la planificación del orden de servicio, y en las iglesias más pequeñas o de distrito, la predicación. La dirección dinámica puede transformar un servicio de culto sin espíritu y lánguido en una celebración expresiva de alabanza. La vida espiritual del anciano debería inspirar a los miembros de la iglesia a buscar una experiencia espiritual más profunda.
»I Timoteo 3, describe la vida cristiana de un anciano con estas palabras: “. . . irreprensible, esposo de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, ni violento; sino amable. . .”. Un anciano debe ejemplificar una personalidad total cristiana, un ideal elevado a que cada miembro pueda aspirar. Debe reflejar y manifestar el fruto del Espíritu en sus relaciones con los de más: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza (Gál 5: 22, 23).
»El anciano debe siempre hacer una aportación positiva a la organización y progreso de la iglesia. No debe pretender de dominar o controlar, sino de capacitar a otros para que participen en el proceso de decisiones. El anciano sirve a menudo en la capacidad de asesor de varios departamentos, comisiones y proyectos. Debe facilitar la unidad entre las varias entidades de la iglesia, comunicando el progreso a la junta de iglesia y animando a todos para que participen unidamente». (Descripción proporcionada por AdventSource www.adventsource.org)
Los dirigentes según Elena G. White
Elena White dice: «Son solemnes las responsabilidades que descansan sobre aquellos que son llamados a actuar como dirigentes de la iglesia de Dios en la tierra. En los días de la teocracia, cuando Moisés estaba empeñado en llevar solo cargas tan gravosas que pronto lo agotarían bajo su peso, Jetro le aconsejó que planeara una sabia distribución de las responsabilidades. “Está tú por el pueblo delante de Dios—le aconsejó Jetro,—y somete tú los negocios a Dios. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde anden, y lo que han de hacer.”
»Jetro aconsejó además que se escogieran hombres para que actuaran como “jueces sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta y sobre diez. Estos habían de ser “varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia.” Ellos habían de juzgar “al pueblo en todo tiempo,” aliviando así a Moisés de la agotadora responsabilidad de prestar atención a muchos asuntos menores que podían ser tratados con sabiduría por ayudantes consagrados». (HAp 76.2)
El ancianato según Elena G. White
Y específicamente sobre los ancianos dice la profeta: «En su encargo a estos ancianos en ocasión de su ordenación, expuso algunas de las cualidades que capacitan a un hombre para ser un sabio director de la iglesia. “Oíd entre vuestros hermanos—dijo Moisés,—y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el que le es extranjero. No tengáis respeto de personas en el juicio: así al pequeño como al grande oiréis: no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios.”
»Deuteronomio 1:16, 17. HAp 77.3. Los mismos principios de piedad y justicia que debían guiar a los gobernantes del pueblo de Dios en el tiempo de Moisés y de David, habían de seguir también aquellos a quienes se les encomendó la vigilancia de la recién organizada iglesia de Dios en la dispensación evangélica. En la obra de poner en orden las cosas en todas las iglesias, y de consagrar hombres capaces para que actuaran como oficiales, los apóstoles mantenían las altas normas de dirección bosquejadas en los escritos del Antiguo Testamento.
»Sostenían que aquel que es llamado a ocupar un puesto de gran responsabilidad en la iglesia, debe ser “sin crimen, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias; sino hospedador, amador de lo bueno, templado, justo, santo, continente; retenedor de la fiel palabra que es conforme a la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer a los que contradijeren». (Tito 1:7-9. HAp 78.2)
La ordenación de las diaconisas
Los diáconos y diaconisas también tienen un rol muy importante en la iglesia. Entre otras cosas, son responsables para dar bienvenida a miembros y visitas y ayudarles a entrar y encontrar asiento, visitar a los miembros en sus hogares, especialmente a los enfermos y necesitados, velar continuamente por la reverencia en la Casa de Dios, participar en la limpieza del templo, de sus anexos y alrededores, colaborar en el orden de los congresos o reuniones especiales a llevarse a cabo en la iglesia local, participar en bautismos, colaborar en la Santa cena, mantener la reverencia en el templo y atender a enfermos.
En 1895, Elena G. de White recomendó la ordenación de mujeres que se dedicaran al tipo de trabajo que realizan las diaconisas, de este modo: «Aquellas damas que tienen voluntad de consagrar algo de su tiempo para el servicio a Dios, debieran ser elegidas para visitar a los enfermos, atender a los jóvenes y ministrar a los pobres. Debieran ser separadas para esta tarea por la oración y la imposición de manos. En algunos casos necesitarán el consejo de los dirigentes de la iglesia o del pastor. Pero si son mujeres consagradas que mantienen una comunión vital con Dios, serán un poder para el bien de la iglesia. Este es otro medio para fortalecer y hacer crecer la iglesia». (The Review and Herald, 9 de julio de 1895).
Nuestros mejores deseos
La iglesia de Gerona desea que el Espíritu Santo se derrame sobre el nuevo anciano Nielsen P., así como sobre las diaconisas Daniela, Olga y Verónica. Que todos ellos puedan ser de gran ayuda y bendición para la iglesia.
Autora: Fenella Pol, corresponsal de la Revista Adventista en la iglesia de Gerona.