El pasado 29 de diciembre de 2019 tuvo lugar, en la iglesia adventista de Santa Cruz de Tenerife, la ordenación de diversos hermanos y hermanas del departamento de diáconos y diaconisas. Estuvieron presentes el pastor Maicer Romer, los ancianos y toda la membresía de la iglesia.
El cargo de diácono se describe en el Nuevo Testamento (1 Timoteo 3:8 al 13), donde se emplea el vocablo griego diákonos, que ha dado origen a nuestra palabra “diácono”. Este vocablo griego tiene diversos significados, tales como “siervo, ministro, escritor, asistente”, y en los círculos cristianos adquirió el significado especializado que ahora se atribuye a “diácono”.
La importancia del diaconado
Los hombres conocidos como los siete diáconos de la iglesia apostólica fueron elegidos y ordenados para atender los asuntos de la iglesia (véase Hech. 6:1-8). Sus cualidades, ligeramente menores a las de los ancianos, se mencionan en 1 Timoteo 3:8 al 13. “El hecho de que estos hermanos hubieran sido ordenados para la obra especial de atender las necesidades de los pobres no les impedía enseñar la fe, sino que, por el contrario, estaban plenamente capacitados para instruir a otros en la verdad, lo cual hicieron con gran fervor y buen éxito” (Los hechos de los apóstoles, p. 75).
La designación de diáconos en la iglesia hoy, mediante la elección hecha por los miembros de iglesia, proporciona bendiciones similares en la administración de la iglesia, porque alivia a los pastores, a los ancianos y a otros dirigentes de deberes que pueden muy bien ser desempeñados por los diáconos.
Las diaconisas estaban incluidas en el cuadro directivo de las iglesias cristianas primitivas. “Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo” (Rom. 16:1, 2)*.
Que el Señor bendiga a nuestros diáconos y diaconisas.
*Textos tomados del Manual de Iglesia 2015, páginas 75-76.
Autora: Paulina López Muñoz, de la iglesia adventista de Santa Cruz de Tenerife. Adaptado por Esther Azón, editora de la Revista Adventista. Imagen: