La iglesia de Orihuela disfrutó una hermosa fiesta espiritual el sábado 19 de mayo de 2022. Fue un bautismo muy especial, ya que quien se bautizó fue Isabella A. G., a quien cariñosamente llamamos “Isi”.
Isi es hija de Evelyn y Carlos, y miembro de una familia de tradición adventista, sus abuelos, sus tíos y sus primos son adventistas comprometidos con la iglesia y con el Señor.
Darle a Isi los estudios bíblicos para el bautismo ha sido muy fácil, no solamente porque ella es muy inteligente, sino porque tanto sus padres, como su abuelo Luis, le han dado estudios. Toda su familia se ha preocupado de darle una educación cristiana y adventista.
La iglesia estaba hermosa, engalanada para una ocasión tan importante. Nuestro equipo de decoración lo había preparado todo con detalle y mucho cariño.
No solo estuvieron acompañando a Isi sus hermanos y hermanas de iglesia, sino también amigos y vecinos del hermoso pueblo donde vive la familia A. G., quienes también disfrutaron con el programa espiritual.
Tras el bautismo, los presentes compartimos algunos aperitivos y una porción de tarta, que se sirvieron en el salón multiusos de la iglesia.
¡Fue una jornada maravillosa e inolvidable!
Oramos para que el Señor nos siga bendiciendo con más momentos como estos. Que muchas almas, especialmente jóvenes, puedan seguir entregándose a Jesús en nuestra querida iglesia de Orihuela.
Sobre el rito bautismal
«Los votos que asumimos con el bautismo abarcan mucho. En el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, somos sepultados como en la muerte de Cristo, y levantados a semejanza de su resurrección, y hemos de vivir una vida nueva. Nuestra vida debe quedar ligada con la vida de Cristo. Desde entonces en adelante el creyente debe tener presente que está dedicado a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo. Debe subordinar a esta nueva relación todas las consideraciones mundanales. Ha declarado públicamente que ya no vive en el orgullo y complacencia propia.
Ya no ha de vivir en forma descuidada e indiferente. Ha hecho un pacto con Dios. Ha muerto al mundo y debe vivir para Dios y dedicarle toda la capacidad que le confió, sin perder jamás de vista el hecho de que lleva la firma de Dios; es un súbdito del reino de Cristo, participante de la naturaleza divina. Debe entregar a Dios todo lo que es y todo lo que tiene, empleando sus dones para gloria de su nombre» (Elena G. White, Consejos para la iglesia, página 536)
Autor: Roberto Chimenti, pastor de la Iglesia Adventista de Orihuela.