Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración
El texto de Romanos 12: 12 que encabeza el presente informe ha sido elegido como lema de la XX Asamblea de la Unión Adventista Española(UAE). Lo hemos escogido porque encaja muy bien en el tiempo que hemos vivido. Si echamos una mirada hacia atrás, sin duda que el camino recorrido nos ha aportado experiencia y, sobre todo, lecciones que nos asistirán en nuestra andadura por los momentos difíciles. El análisis del pasado nos permite mirar al presente de una manera distinta, lo que nos ayudará a adentrarnos en el futuro. Toda experiencia vivida se convierte en un medio para mejorar. Por este motivo, me gustaría considerar en este informe algunos elementos de interés.
Análisis del quinquenio
La iglesia ha vivido momentos difíciles que han influido en su dinámica normal. La mayor parte de nuestros esfuerzos deberían haberse invertido en trazar planes que favorecieran su desarrollo. Los consejos y las diferentes comisiones deberían haber empleado su tiempo en organizar planes de evangelización y de ayuda a nuestra comunidad. Sin embargo, lo que hemos vivido no ha sido eso. La mayor parte de nuestros esfuerzos se han dedicado a solventar problemas y a eliminar tensiones y desavenencias.
¿Qué explicación podemos dar a esto? Creo que no es difícil comprender que la situación vivida tiene mucho que ver. De una forma u otra, la crisis económica por la que hemos pasado ha supuesto para todos vivir en la precariedad. Mientras hay abundancia es fácil ser generosos y comprensivos, pero en la necesidad los contrastes y las diferencias se hacen más evidentes y las comparaciones nos vuelven críticos, exigentes y, a veces, descorteses.
El liderazgo eclesiástico a todos los niveles conlleva hoy una complejidad que no tenía en el pasado. El líder actual debe trabajar no con la confianza, comprensión y perdón, sino con la sospecha, la desconfianza y las críticas permanentes. Un error se convierte en una mala intención y un olvido en algo grave. Ser responsable de iglesia se ha convertido en un desafío no pequeño, ya que hemos pasado de la consideración del pasado al descrédito del presente. Tomar decisiones a cualquier nivel ha llegado a ser una labor no solo desagradable, sino muy complicada por los efectos que puede tener en la feligresía.
Si hablamos de las personas, diremos que gestionar las desavenencias personales suele terminar en situaciones tensas y con frecuencia irresolubles. Antes los problemas personales se arreglaban con el diálogo y con la oración. En la actualidad ya no es así, por lo menos en muchos casos. Nos hemos vuelto, sin quererlo, personas impulsivas y, a veces, maleducadas. Esto nos muestra cómo los momentos vividos nos han ido cambiando a todos.
Proyectos para nuestra iglesia
Os confieso que, desde el inicio del ejercicio en el 2012, todo el equipo de la Unión nos pusimos a trabajar con ilusión para ofrecer a las iglesias un proyecto atractivo. Era un plan de mejora en nuestra relación con Dios, con los demás, con nosotros mismos y con los no adventistas. Pensamos que era nuestro deber el brindaros no solo las ideas, sino también materiales que fuesen una ayuda para todos. Lamentablemente, no prosperó. Después de analizar dónde habíamos fallado, llegamos a la conclusión de que la causa estuvo en dos motivos principales:
• No lo supimos hacer bien, es decir, faltaron algunos detalles que podrían haber mejorado el proyecto y
• que las iglesias, en general, no tenían la confianza suficiente en lo que venía de la Unión.
Todos los miembros del equipo de la Unión aceptamos esta realidad y, lejos de criticar, nos preguntamos cómo podríamos remediar esta situación. Finalmente, decidimos cambiar el planteamiento y, en lugar de que el proyecto viniese de la Unión, nos pareció que lo más adecuado era que todo partiese de las iglesias. Además, creímos adecuado permitir que las ideas partiesen de las mismas iglesias, las cuales, analizando su situación, pudiesen generar un proyecto ilusionante a su medida y a sus necesidades, en lugar de darlas nosotros. La iniciativa se llamó iCor. No era de creación nuestra, sino que se estaba aplicando exitosamente en muchos lugares del mundo. Hicimos lo necesario para que fuese entendida y aplicada. Facilitamos los medios a nuestro alcance pero, aunque algunas iglesias se beneficiaron, en general, tampoco funcionó. ¡Lo sentimos de verdad!
Por otro lado, he de decir que estamos felices por el desarrollo que está teniendo tanto la radio como la televisión. Creemos que estos serán los medios adecuados para cumplir nuestro cometido de predicar el evangelio a todo el mundo. También estamos contentos con las herramientas que diferentes iglesias han usado con satisfacción: la Expo Biblia y la Expo Salud. Ambos son medios adecuados para transmitir las verdades bíblicas y el mensaje de salud sin el prejuicio religioso. Es necesario seguir trabajando en esta dirección con el fin de aportar a las iglesias más utensilios con las que puedan cumplir con su misión.
Logros alcanzados
A pesar de nuestras limitaciones y de los errores cometidos, Dios ha estado ahí para ayudarnos, sobre todo en los momentos más difíciles. Me gustaría comentar principalmente tres:
1. Inauguración de la nueva sede de la Unión Adventista Española. Fue un tema muy delicado. El Consejo de la Unión lo trató en varias ocasiones. En cada una de ellas estuvimos siempre divididos. El debate fue el siguiente: por un lado estábamos en el mejor momento para comprar, pero a la vez, dada la crisis existente y la situación económica de muchos de nuestros hermanos, era el peor. ¿Te imaginas el panorama? ¿Cómo entender que mientras muchos de nuestros hermanos tenían problemas para subsistir nosotros pensásemos en comprar unas oficinas? ¡Qué difícil! ¿Verdad? Finalmente, el Consejo decidió inclinarse por el NO a la compra. ¿Por qué, entonces, compramos? Cuando comunicamos a los administradores de la División nuestra decisión de no comprar y, después de explicarles el porqué, ellos nos brindaron orientación y ayuda. Al llevarlo de nuevo al Consejo, el NO se convirtió en SÍ. Aceptando las diferencias de opinión, creo que esto fue un regalo del cielo y, por ello, tenemos que dar gracias a Dios.
2. Legalización del Colegio Timón. Los que lo vivimos de cerca sabemos de la angustia y preocupación que pasamos. Recibir una carta de urbanismo con el aviso de cierre y precinto del colegio fue un duro golpe. Intentamos arreglar esta situación, pero todas las puertas se cerraban. La situación parecía apuntar a que en unas pocas semanas el Colegio Timón cerraría sus puertas. ¿Qué hicimos? Presentar el caso ante Dios para que él arreglase lo que nosotros no podíamos. Reconozco que el equipo que tenía que atender esta situación lo hizo admirablemente bien, no obstante, fue evidente que Dios abrió las puertas cerradas de una forma increíble y, de esta forma, pudimos tener en nuestras manos la licencia de actividad. ¡Gracias sean dadas a nuestro Dios por ese milagro maravilloso!
3. Venta de Granovita. Quizá te sorprenda que ponga este punto en el grupo de las bendiciones. Permíteme que me explique. Efectivamente, perder Granovita fue una de las sorpresas más tristes que tuvimos en este quinquenio. Granovita siempre fue una bendición para las iglesias por el apoyo que brindaba. ¿En qué sentido Dios puso su mano? No puedo explicar aquí los detalles que ya se ofrecieron en su día a la iglesia, pero hay algunos pormenores que nos confirman que el Señor estuvo dirigiendo todo. Granovita es una institución que trabaja en un mercado en el que las empresas compiten reciamente y, en esa lucha, unas se mantienen y otras se hunden. La pregunta que siempre nos hicimos fue, ¿por qué un holding poderoso de Alemania optó por comprar Granovita? No lo necesitaba. Lo razonable habría sido introducir sus productos en España. Entonces, sus precios, calidad y variedad de productos, nos habrían eliminado en poco tiempo. Esto supondría para nosotros cuantiosas pérdidas económicas y, sobre todo, la pérdida de trabajo de sus empleados. Pero no fueron así las cosas. ¿Cómo interpretar lo que sucedió? Creemos que Dios estuvo detrás y, gracias a su intervención, hoy todos sus empleados siguen manteniendo sus puestos de trabajo, respetándoles el día sábado.
Desafíos y necesidades
Me gustaría concluir este informe con una advertencia que Elena White dio a la iglesia en 1908: «Que cada creyente haga lo mejor posible con el fin de preparar el camino para la obra misionera evangélica que debe llevarse a cabo. Pero que nadie se envuelva en controversias. Es el propósito de Satanás mantener a los cristianos ocupados en disensiones entre ellos. Sabe que si no están velando, el día del Señor vendrá sobre ellos como ladrón en la noche. No tenemos tiempo para ceder al espíritu del enemigo y acariciar prejuicios que confunden la razón y nos apartan de Cristo» (Testimonios para la iglesia, tomo 9, pág. 173).
A la luz de esta cita y de lo que hemos vivido en este quinquenio, creo que el gran desafío de la iglesia es aprender a funcionar como una familia. Debemos aprender a centrar nuestra atención en Dios, en su misión y en las almas que se pierden. La unidad sigue siendo nuestro mayor desafío. Difícil de alcanzar, ¡claro que sí! Pero posible porque Dios así nos lo dice.
Por este motivo, debemos aprender a ver las cosas desde otro punto de vista. Debemos comprender que las diferencias no tienen por qué ser malas. Diferencias en sensibilidad, visión y ejecución pueden enriquecer si trabajamos juntos. Recordemos que Dios no nos pide que seamos iguales, sino que aprendamos a caminar unidos. Debemos recuperar esos valores que siempre estuvieron en la iglesia: el respeto, la compresión, la paciencia y el perdón.
Necesitamos, más que nunca, aprender a depender no de las circunstancias que tengamos que vivir, sino de ese Dios que está pendiente de nosotros. Pase lo que pase, cada uno debe seguir siendo lo que Dios quiere que seamos. El equilibrio, la prudencia y el saber estar nos convertirán en la luz y la sal que el mundo necesita. Creo que la reflexión y la oración son los medios que tenemos a nuestro alcance para conseguir lo que nos falta. Sin duda, el Señor seguirá poniendo su mano y hará que su iglesia avance hasta la culminación final.
Mientras avanzamos, hagamos posibles las palabras del texto elegido para esta XX Asamblea: «Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración» (Romanos 12: 12, RVR1995).
Doy gracias a Dios por toda vuestra dedicacion y compromiso que habeis mostrado.Durante todo este ciclo ,he orado por cada uno de vosotros para que el Señor os condujese en todo este ciclo .A sabiendas de que este ciclo podria ser complicado ,sobre todo por lo que habeis comentado.Personalmente creo que hemos fallado el factor humano ,me refiero a la membresia .Nos habeis dado los mejores ingredientes ,y las mejores recetas para preparar unos buenos menus .pero hemos visto que mucha gente mira para otro lado .A pesar de todo Dios nos bendice ,pero hemos perdido oportunidades ..recibid un fraternal abrazo