Nuestra iglesia nació de las páginas del libro de Daniel, nuestro estudio para este trimestre. Para comenzar, debemos tener en mente los siguientes puntos como un esquema que nos guíe en nuestro estudio. En primer lugar, siempre debemos recordar que Cristo es el centro de Daniel, al igual que de toda la Biblia. En segundo lugar, Daniel está organizado de una manera que muestra belleza literaria y nos ayuda a entender el enfoque principal. En tercer lugar, debemos entender la diferencia entre las profecías clásicas y las apocalípticas. Esto nos ayudará a distinguir entre las profecías de Daniel y las de otros profetas como Isaías, Amós y Jeremías. En cuarto lugar, a medida que estudiamos las profecías de tiempo de Daniel, debemos entender que los perfiles proféticos de Daniel abarcan largos períodos y se miden según el principio de día por año. En quinto lugar, enfatizaremos que el libro de Daniel no solo transmite información profética sino además es profundamente relevante para nuestra vida personal actual.
PARA MEMORIZAR: “Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?” (Hech. 8:30).
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 24:25–27; 2 Pedro 3:11–13; Jonás 3:3–10; Números 14:34; Daniel 9:23; 10:11, 12.