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Hablar de neurodivergencias hoy es fundamental porque promueve una comprensión más inclusiva de la diversidad humana, ayudando a romper estigmas y eliminar prejuicios que históricamente han marginado a quienes piensan o procesan el mundo de manera diferente.

Reconocer y aceptar las neurodivergencias fomenta la creación de entornos educativos, laborales, sociales y eclesiásticos capaces de valorar el enriquecimiento que se produce al asimilar esas diferencias.

En esta entrevista, exploraremos el fascinante mundo de las neurodivergencias en  nuestra iglesia, dado que el aumento de la conciencia sobre la neurodiversidad, es crucial para entender que estas variaciones, son formas únicas de experimentar y procesar el mundo, y que las personas neurodivergentes tienen mucho que ofrecer. Hablamos de ello con Marian Sánchez, psicóloga y parte de APASM (o APA Salud Mental), la Asociación de Profesionales Adventistas de la Salud Mental.

E: Gracias por concedernos esta entrevista, Marian. Para comenzar, ¿podrías explicarnos brevemente qué son las neurodivergencias?

M: Claro, gracias por la invitación. El término neurodivergencia se refiere a las variaciones en el cerebro humano. Lleva a las personas a percibir, sentir y pensar de un modo diferente e incluso esto puede influir en su forma de relacionarse, de dar y de recibir el amor. El término, alude sobre todo a personas autistas, el asperger, el TDAH, las altas capacidades, la dislexia o alguna otra condición que los lleva a percibir el mundo, procesar la información y sentir de un modo diferente al típico. Estas diferencias son tan solo formas diversas de procesar la información, interactuar con el entorno y aprender.

El concepto de neurodiversidad surge de la mano de la socióloga Judy Singer y se refiere a una variación natural entre un cerebro y otro dentro de la especie humana, no se considera, por lo tanto, enfermedad a curar sino funcionamientos diversos o atípicos. Personas que tiene un modo diferente de ver el mundo y de relacionarse con lo que les rodea, y con quienes interaccionan e interactúan con ellos, reflejándose así diferentes patrones en sus vínculos afectivos y personales.

E: Entiendo. Entonces, ¿cómo se manifiestan las neurodivergencias en la vida diaria de las personas? ¿Qué retos suelen enfrentar?

M: Las personas neurodivergentes pueden tener desafíos en áreas como la comunicación, el procesamiento sensorial, la organización o la regulación emocional, dependiendo de la condición. Por ejemplo, alguien con TDAH podría tener dificultades para concentrarse por largos períodos; mientras que una persona autista podría encontrar incómodos ciertos estímulos sensoriales, como ruidos fuertes o luces brillantes.

Por ejemplo, puede que el contacto físico no siempre sea bien recibido por estas personas, pero, sin embargo, la comunicación entre dos personas neurodivergentes puede llegar a ser efectiva y sencilla, aunque quizás si una persona tiene un neurotipo diferente y pretende comunicarse sin ningún conocimiento previo del otro, puede haber interferencias y ser complicado. Entendamos que a veces estas personas enmascaran sus rasgos o invierten un esfuerzo extra en cada interacción, provocando en ellos un importante agotamiento, que posteriormente se compensa con esos momentos en los que necesita estar a solas para poder recargarse.

También suelen tener fortalezas notables, como un pensamiento diferente y creativo, que podría proponernos puntos innovadores y perspectivas únicas. Pueden favorecer un foco distinto y atención a los pequeños detalles, debido a que muchos de los neurodivergentes, especialmente los autistas, pueden concentrarse durante largos periodos de tiempo, produciendo trabajo de alta calidad.

Pueden incluso tener una memoria y conocimiento especializado, con una capacidad de memoria excepcional que los hace expertos en temas a un nivel muy avanzado. Y si analizamos mas áreas en las que pueden complementarnos por ser realmente únicos, nos encontramos alto grado de lealtad y compromiso, habilidades técnicas y analíticas, cumplimento de normas y procedimientos con seguridad y precisión, habilidades en el manejo de proyectos y un alto sentido del compromiso a largo plazo.

E: Y en cuanto a la iglesia adventista, ¿cómo se aborda el tema de las neurodivergencias? ¿Hablamos lo suficiente sobre este asunto dentro de la comunidad?

M: El tema de las neurodivergencias ha empezado a ganar visibilidad en los últimos años, tanto en la sociedad como en las comunidades religiosas, incluida la Iglesia Adventista. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En algunas congregaciones se ha comenzado a fomentar una mayor sensibilidad hacia las personas neurodivergentes, pero no siempre es un proceso fácil. A veces, los líderes religiosos o los miembros de la iglesia no están completamente familiarizados con lo que implica ser neurodivergente, lo que puede llevar a malentendidos o a una falta de sensibilidad hacia estas personas.

E: ¿Cómo pueden nuestras las iglesias adventistas ser más inclusivas con los neurodivergentes?

M: Lo más importante es educar a la congregación y a los líderes sobre las neurodivergencias. Esto implica trabajar unidos en diferentes áreas.

Capacitarnos en la sensibilización, formándonos sobre la neurodiversidad y un mejor entendimiento de estas personas, y con estas personas y familias.

Entender que las personas neurodivergentes pueden necesitar ciertos ajustes para participar plenamente en las actividades. Por ejemplo, una persona autista puede sentirse más cómoda en un ambiente con menos estímulos sensoriales, mientras que alguien con TDAH podría beneficiarse de programas estructurados con intervalos regulares de descanso. Algunas iglesias ya están implementando programas de inclusión, como la creación de espacios sensoriales tranquilos o la adaptación de los horarios para permitir descansos. La empatía, la flexibilidad y la comunicación son claves para hacer que todos se sientan bienvenidos.

Las personas neurodivergentes en nuestras iglesias pueden aportar grandes cosas en puestos de liderazgo y beneficiarnos de su forma distinta de abordaje, por ello un desafío dentro de nuestra iglesia sería la existencia de programas de mentoría y apoyo específicos para ellos.

Trabajar unidos en una mejora de la comunicación, para que esta llegue a ser clara y directa, proporcionando instrucciones detalladas y específicas.

E: Es interesante eso que mencionas sobre los programas de inclusión. ¿Conoces casos específicos dentro de nuestra iglesia donde se estén implementando estas medidas?

M: Sí, hay algunas congregaciones que han dado pasos importantes. En algunas iglesias, por ejemplo, se han comenzado a implementar clases para los líderes juveniles del Club de Exploradores y maestros de Escuela Sabática, con el fin de que entiendan mejor las necesidades de los niños neurodivergentes. Estos programas suelen ser más comunes en iglesias ubicadas en áreas urbanas o con mayor acceso a recursos, aunque todavía hay mucho camino por recorrer para que estas prácticas se generalicen.

E: ¿Cómo pueden las personas neurodivergentes y sus familias encontrar apoyo dentro de la iglesia?

M: Lo primero es buscar un entorno de apoyo dentro de la congregación. Esto podría incluir hablar con los líderes de la iglesia y compartir sus necesidades específicas. Muchas veces, la falta de adaptación no es por falta de voluntad, sino por desconocimiento. Si las familias o individuos neurodivergentes pueden compartir sus experiencias y desafíos de manera abierta, es más probable que se generen cambios positivos. Además, algunas conferencias de la iglesia adventista están comenzando a organizar talleres sobre inclusión y discapacidad, lo cual es un gran avance.

E: ¿Qué mensaje dirías a nuestra comunidad adventista sobre las neurodivergencias?

M: Les diría que no hay que temer a la diversidad, esta es una bendición. Las personas neurodivergentes tienen mucho que ofrecer a sus iglesias y comunidades. Muchas de las dificultades en el entendimiento se producen cuando un miembro percibe al otro como «raro o extraño» por ser diferente, y la realidad es que todos los seres humanos tenernos una forma distinta de ser, procesar y comportarnos. Por eso conoce los retos que pueden aparecer, entiende a qué se deben, intenta ver que son personas con necesidades y preferencias como tú, pero con un lenguaje cerebral distinto, pero pueden aportarte puntos de vista que quizá nunca te hubiera planteado.

Es importante recordar que Jesús mismo mostró aceptación hacia todos, independientemente de sus diferencias. Si realmente queremos seguir su ejemplo, debemos hacer un esfuerzo consciente por entender y apoyar a aquellos que procesan el mundo de manera diferente. La inclusión no solo beneficia a las personas neurodivergentes, sino que enriquece la vida de toda la congregación.

E: Excelente reflexión. Muchas gracias por compartir tu conocimiento con nosotros. ¿Algo más que quieras agregar?

M: Solo que este es un tema que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia capacidad de empatía y adaptación. Las neurodivergencias son solo una parte de la hermosa diversidad de la creación de Dios, y todos tenemos un lugar importante en su plan. Gracias nuevamente por la oportunidad de hablar sobre este tema tan relevante.

 

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Lic. Teología & Comunicadora Editora Revista Adventista Productora radio y TV/ Redactora Web en HopeMedia Edit/coordin. Quecurso.com

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