El primer fin de semana de octubre, nuestra Iglesia de Terrassa tuvo la alegría de participar en un encuentro fraternal en Empuriabrava, organizado por el departamento de Familia de nuestra iglesia, a cargo de Gabriel Cordacea y Marta Fortecon. Un encuentro al que asistimos 80 personas, y que nos llenó de vida, esperanza y gratitud. Desde el viernes por la tarde el ambiente se impregnó de sonrisas, abrazos y gestos sencillos que nos recordaban que somos una familia unida por la fe y el amor.
Iniciamos el encuentro el viernes al atardecer con una reflexión sencilla, pero profunda de nuestro anciano Cristhian, en la que agradecimos a Dios por la oportunidad de reunirnos y por el regalo de la fraternidad. Poco a poco, a través de cantos y dinámicas, fuimos entrando en un clima de cercanía y confianza. Cada actividad, por sencilla que pareciera, nos ayudaba a abrir el corazón y a reconocernos unos a otros como compañeros de camino.
Uno de los momentos más significativos fue el sábado, con nuestra «Escuela Sabática» especial. Nos organizamos en seis grupos numerosos y, en un ambiente relajado y rodeados de naturaleza, se fue desarrollando el tema. Hubo un responsable de cada grupo que compartió un resumen al finalizar.
El culto, dirigido por nuestro pastor Xavier Francés, tuvo como título «El primer amor». Escuchamos con atención historias de vida y expresiones de gratitud que nos recordaron la importancia de estar presentes unos para otros. Hubo palabras que nos hicieron reír, otras que nos hicieron reflexionar, y también silencios llenos de emoción que decían más que mil frases.
Intervenciones del Coro Maranatha
Durante el sábado, el Coro Maranatha nos deleitó con diversas intervenciones, llenando el ambiente de alabanza y alegría. Al anochecer, celebramos una Santa Cena muy especial, en un ambiente distendido y espiritual, presidida por nuestro pastor Xavi Francés y nuestro anciano Cristhian Codarcea, acompañados por cantos del coro Maranatha. Luego compartimos una cena informal y divertida, fortaleciendo aún más los lazos de fraternidad.
El domingo comenzó con una bonita matutina, un paseo fresco por la playa y momentos de convivencia en el entorno de Empuriabrava. Los preparativos para la tradicional paella, que la Iglesia ofreció a todos los presentes, fueron participativos y divertidos.
Se realizaron cuatro grandes paellas sabrosas para compartir, con un espíritu de unidad y fraternidad. Cada plato, gesto de servicio, brindis y conversación fue digno de la presencia del Espíritu que nos reúne y nos impulsa a seguir adelante. El pastor Francés hizo de jurado «diplomático», ¡y al final todos recibieron premio!
Un regalo que renovó nuestra fe
Al despedirnos, sentimos que el encuentro no terminaba, sino que algo nuevo se encendía en nuestro interior: la certeza de que nuestra comunidad sigue viva y fuerte cuando caminamos unidos. Nos llevamos a casa la convicción de que cada gesto de amor, palabra de aliento y momento compartido son semillas de esperanza que seguirán dando fruto.
Este encuentro en Empuriabrava no fue solo una actividad más: fue un regalo que renovó nuestra fe y nos recordó lo esencial. Que la alegría vivida nos acompañe en lo cotidiano y que la fraternidad siga siendo el corazón de nuestra comunidad.
Autor: Francisco Chía, corresponsal de revista.adventista.es de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Terrassa.




















