El evangelio también es para ellos
El Ministerio de los Sordos en España(MSE) se inició de forma oficial a mitad del año 2014 como un proyecto cristiano que atiende y canaliza los intereses de las personas que padecen problemas auditivos y sus familias dentro del mundo adventista. Su misión ha sido impulsar la igualdad de oportunidades para las personas sordas dentro de las iglesias adventistas, a través de recursos encaminados a suprimir las barreras que impiden el ejercicio de sus derechos y acceso al evangelio.
Hay cerca de 400.000.000 sordos en todo el mundo. De ellos, solo un 2% se considera cristiano. Por esa razón, se está promoviendo una labor de concienciación para la integración de estas personas en la Iglesia Adventista, con el fin de evangelizar a este sector de la población, así como del desarrollo de programas de atención y prestación de servicios a través de este ministerio.
En tan solo un año, más de setecientas personas han aprendido la lengua de signos española. Gracias a ello, ha aumentando el número de estudios bíblicos para estas personas, así como el número de intérpretes de lengua de signos en las iglesias, abriéndose el Departamento de Ministerio de los Sordos en las iglesias para apoyar las actividades dirigidas a este sector. Todo esto ha coadyuvado para que dos personas sordas hayan sido bautizadas. Además, en esto dos años se han celebrado dos eventos importantes que han abierto las puertas para que en otros países se interesen en este tipo de ministerio:
1. Encuentro Internacional de Intérpretes de Lengua de Signos, donde hubo asistentes de ocho países.
2. Primer Congreso Internacional Adventista de Sordos y Sordociegos, donde asistieron más de doscientas personas de más de catorce países.
La Iglesia Adventista necesita apoyar este tipo de iniciativas de evangelización. ¿O acaso Jesús solo murió por las personas que no tienen problemas auditivos? El mensaje de los tres ángeles, que ha de predicarse «a toda tribu, lengua y pueblo» de acuerdo con Apocalipsis 14: 6, también se aplica a las personas con discapacidad auditiva. Ellos no tienen la culpa de ser sordos, sin embargo, nosotros sí somos responsables de proveerles de la Palabra de Dios.