Del 9 al 11 de junio, en el Campamento Madre del agua, que está ubicado en el Sur de la isla de Tenerife, los jóvenes de la Iglesia Adventista de Tenerife Sur llevaron a cabo un campamento espiritual, titulado «Conectados con Jesús», que reunió a unas 64 personas de las iglesias de toda la Isla de Tenerife. Una experiencia inolvidable, llena de aprendizaje espiritual, diversión y unión.
Desde el primer día, los participantes se sumergieron en una atmósfera de alegría y entusiasmo, dispuestos a fortalecer su fe y establecer nuevas amistades con personas que compartían su misma pasión por Cristo.
La programación
La programación del campamento fue cuidadosamente diseñada para satisfacer las necesidades y los intereses de los jóvenes. Cada día comenzaba con una sesión devocional matutina, donde se alentaba a los participantes a dedicar tiempo a la oración y la reflexión personal. Posteriormente, se llevaban a cabo talleres y reflexiones en grupo donde se trataron temas como la unión con Jesús, la música y como afrontar las dificultades que nos pone el enemigo.
Además de las actividades educativas, también se realizaron exámenes de Apocalipsis y El camino a Cristo; una caminata de un kilómetro, y una «búsqueda del tesoro» a través de pistas y señales. El campamento también ofrecía una amplia gama de actividades recreativas. Los jóvenes disfrutaron de juegos al aire libre, deportes y competencias amistosas. Estas actividades no solo fomentaron la diversión y el trabajo en equipo, sino que también permitieron a los participantes experimentar la grandeza de la creación de nuestro Señor.
Adoración y alabanza
También se organizaron momentos de adoración y alabanza, donde los participantes pudieron expresar su fe a través de la música.
Uno de los aspectos destacados del campamento fue la noche de fogata. Los participantes se repararon alrededor de una fogata, cantaron himnos y compartieron una reflexión acerca de la música. Fue un momento conmovedor y emocionante, que fortaleció aún más la conexión entre los participantes y dejó una impresión duradera en sus corazones.
A medida que el campamento llegaba a su fin, los jóvenes se despidieron con lágrimas de alegría y gratitud. Habían experimentado un fin de semana lleno de aprendizaje, amistad y crecimiento espiritual. Decidieron poner en práctica los valores y enseñanzas adquiridas durante el campamento en su vida diaria.
Este campamento fortaleció el poder de la fe y la importancia de la comunidad en la vida de los hijos de Dios. Proporcionó un ambiente seguro y estimulante para que los participantes se conecten con Dios y entre ellos. Sin duda, dejó un impacto duradero en la vida de los participantes, equipándolos para enfrentar los desafíos y vivir su fe de manera valiente y auténtica en sus comunidades.
Autora: Bárbara Rodríguez, comunicaciones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Tenerife Sur.