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El sábado 16 de marzo, en la iglesia de Barcelona-Guinardó, pudimos ser partícipes de la alegría que supone la novedad de vida del bautismo. Nuestros queridos Ángela, Mishelle, Zarel, Josep Andreu, Luis Enrique y Alejandro escogieron sellar su Pacto públicamente con el Señor a través de las aguas del bautismo.

«Por tanto, hemos sido sepultados con él por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida». (Romanos 6:4).

Si un nacimiento biológico no deja de ser un milagro, cuanto más tratándose de un nacer de nuevo en el Espíritu Santo. Y mucho más cuando es por partida séxtuple.

Cada una de estas personas tiene una historia de vida bien singular y especial. En todas ellas se percibe claramente el llamado de nuestro Dios a una vida nueva, diferente, transformada. Una decisión que ha ido madurando progresivamente gracias a la preciosa labor en equipo de diversos instructores. Ellos son los colaboradores de Dios en la construcción de esta labranza o edificio de Dios.

Guiados por el Espíritu Santo

Además, lo bonito de una Ceremonia Bautismal es que nos ayuda a todos a revivir el momento en que dimos el «sí» a Cristo. Y produce un efecto de claro llamado en aquellos que puedan encontrarse en el valle de la decisión para vida eterna. En este sentido, es bueno recordar, y anhelar, el significado y promesa de nuestra Creencia Fundamental número 10, que lo explica de forma muy oportuna:

«Guiados por el Espíritu Santo, sentimos nuestra necesidad, reconocemos  nuestra pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras transgresiones y ejercemos la fe en Jesús como Salvador y Señor, Sustituto y Ejemplo. Esta fe salvadora viene a través del poder divino de la Palabra y es el regalo de la gracia de Dios. A través de Cristo somos justificados, adoptados como hijos e hijas de Dios, y liberados del señorío del pecado. A través del Espíritu nacemos de nuevo y somos santificados; el Espíritu renueva nuestras mentes, escribe la ley de amor de Dios en nuestros corazones, y se nos da el poder de vivir una vida santa. Permaneciendo en Él nos hacemos partícipes de la naturaleza divina y tenemos la seguridad de la salvación ahora y en el juicio».

En Cristo somos perfeccionados, día a día, hasta el glorioso instante de nuestra restauración completa y definitiva, cuando Cristo vuelva en las nubes de los cielos. Mientras tanto, vivamos cada momento tomados de su poderosa mano, siendo transformados por el poder del Espíritu Santo a imagen de nuestro Maestro y Salvador.

Más salvos en Cristo Jesús

Le damos muchas gracias a Dios por ser testigos de este maravilloso milagro en Guinardó. Y anhelamos de corazón que, mientas dure el tiempo de siembra y oportunidad, el Señor pueda seguir llamando a los muchos otros que, sin duda, han de ser salvos en Cristo Jesús.

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2ª de Corintios 5:17).

Autor: Daniel Moreno Casasnovas, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Guinardó, Granollers y Figueres

 

Revista Adventista de España
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