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A pesar de las mejoras registradas en la zona del cuerno de África en esta última década, sigue concentrando a algunos de los países más pobres del mundo y cerca de la mitad de su población vive con menos de 1 dólar diario.

Uno de los países más pobres de esta región es, sin duda, Etiopía. La ayuda al desarrollo es fundamental para romper el círculo de la pobreza y miseria en que se halla sumido el 80% de su población. En este sentido, el gobierno etíope favorece inversiones extranjeras con la contrapartida de que se invierta en proyectos de desarrollo en el país, lo que se puede considerar un primer paso para el cambio.

Pero el desarrollo no consiste sólo en el crecimiento de la renta per cápita. El desarrollo tiene que traducirse necesariamente en la eliminación de la pobreza y de la desnutrición, en el aumento de la esperanza de vida, la reducción de la mortandad infantil, la disponibilidad de mejores servicios sanitarios o agua potable y en un mayor nivel de alfabetización.

También podemos añadir que la situación climática de Etiopía es extrema, donde la época de lluvias se concentra en 15 días al año, lloviendo torrencialmente, inundando la tierra y escapándose toda posibilidad de mantener cultivos, ganadería y agua potable.

En este caso, la Fundación ADRA apuesta por los recursos y el desarrollo hídricos sostenible, que garantizan los medios de nutrición en el país, construyendo pozos que proporcionen agua durante todo el año, birkas donde se pueda almacenar toda el agua que, de otro modo, se perdería en épocas de lluvias, garantizando así el sustento de los kebeles. ADRA construye letrinas alejadas de las viviendas y animales, también da formación a las poblaciones locales sobre sistemas de riego y nociones de agricultura. La educación es uno de los frentes activos de ADRA, crea cooperativas alternativas a los recursos habituales para ampliar aún más sus posibilidades económicas y de supervivencia.

En todos estos proyectos la participación de la población local es necesaria. En el caso de la perforación de pozos, los habitantes de las aldeas están comprometidos con la construcción del pozo hasta una profundidad que garantice su vida y la de la población. En algunos casos supone profundizar hasta más de 15 metros. En este momento, después de haber dirigido la construcción, ADRA proporciona todos medios y materiales necesarios para que el constructor de la zona realice el trabajo final instalando y colocando anillos protectores dentro de los pozos.

Imagen: (cc) Wikimedia/Iriano Dinelli. Esquina superior: Antonio Lema.

Revista Adventista de España