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Recordando al pastor Eliasib Sánchez: Su vida sigue predicando.

El 3 de diciembre de 2025, con profundo pesar, informamos del fallecimiento del pastor Eliasib Sánchez, ocurrido en México debido a una grave complicación provocada por una neumonía.

Ingresado y luchando con esta situación, sin aviso de que algo así pudiera ocurrir, el pastor Eliasib pasa al descanso dejando el corazón de su familia, compañeros de ministerio, amigos y hermanos en la fe profundamente apenados y doloridos.

El funeral del pastor Eliasib Sánchez, tendrá lugar el sábado 13 de diciembre, por la tarde, en la Iglesia Adventista de Zaragoza Torrero.

Datos biográficos y trayectoria ministerial

Su ministerio en México

El pastor Eliasib Sánchez Jiménez nació el 26 de febrero de 1949 en Hueyapan, Puebla (México), hijo de Higinio y Elisabeth.
Fue bautizado el 21 de marzo de 1963 y contrajo matrimonio con Olga Pérez Flores el 9 de noviembre de 1972.
Tuvieron tres hijos: Jarib, Mayary Elizabeth y Olga Yadira, quienes crecieron entre desafíos, cambios y llamados de Dios.

Cursó Teología en la Universidad de Montemorelos y posteriormente realizó una Maestría (Extensión Andrews).
Fue ordenado al ministerio en enero de 1976, dando inicio a un recorrido pastoral lleno de entrega y visión.

Su ministerio comenzó en México en 1971, como obrero distrital en la Misión del Sur. En 1974 fue trasladado a la Misión del Pacífico, donde sirvió hasta 1977. Ese año asumió responsabilidades mayores como departamental en la Asociación del Noroeste, y poco después, en 1978, como secretario departamental de ese mismo campo. También en 1978, debido a su evidente liderazgo, fue llamado a la Unión Mexicana como departamental, función que desempeñó hasta 1980.

A partir de ese año su influencia se expandió al ser nombrado presidente de la Asociación del Noroeste (1980–1983). En 1983 fue elegido presidente de la Asociación Central Mexicana, cargo que ejerció durante siete años, hasta 1990, dejando una huella indeleble en el crecimiento de la iglesia en ese territorio.

Su ministerio en España

Con espíritu misionero y visión evangelística, aceptó en septiembre de 1990 el llamado a la Unión Adventista Española. Desde el 1 de octubre de 1990, sirvió como pastor ordenado del distrito de Zaragoza hasta 1998. Luego continuó su ministerio en Barcelona–Urgell hasta 2002.

Ese mismo año, la iglesia en España le confió la dirección del Departamento de Ministerio Personal, Escuela Sabática y Evangelismo, labor en la que brilló como formador de líderes y sembrador de nuevas iglesias, impulsando con fuerza la visión de «todo miembro involucrado». Permaneció en estas responsabilidades hasta 2012.

También fue presidente de AIALE, de forma voluntaria, de la Asociación de Iglesias Latinas Adventistas de Europa.

Durante sus dos últimos años de servicio activo (septiembre de 2012 a octubre de 2014), pastoreó el distrito Barcelona–Urgell y Barcelona–Clot, culminando así una carrera ministerial de más de 43 años, con el corazón todavía mirando hacia nuevos horizontes evangelísticos.

Jubilado, siguió colaborando como pastor de Logroño, Calahorra y Soria, y Barcelona Guinardó.

Jubilado el: 1 de octubre de 2014.
Descanso en Cristo: 3 de diciembre de 2025

Su vida fue una peregrinación de fe, entrega y visión.

Su ministerio —marcado por el amor al Evangelio y a la iglesia— sigue dando fruto en cada alma alcanzada, en cada grupo establecido, en cada líder formado por su influencia.

Homenaje al pastor Eliasib

El pastor Eliasib combinó una fortaleza serena y una valentía constante, propias de alguien fuera de lo común. Su ministerio nunca se limitó a «estar» en una iglesia: él se negaba a vivir encerrado entre cuatro paredes. Su visión era expansiva, inconformista, evangelística, paulina. Creyó que cada rincón accesible era territorio misionero, y hacia allí dirigía sus pasos.

Su labor comenzaba en los detalles más humanos: acompañar a quienes enfrentaban dificultades administrativas, problemas legales o trámites complejos. No solo predicaba esperanza: se hacía esperanza junto a los más vulnerables. Al mismo tiempo, representaba dignamente a la iglesia ante instituciones y autoridades, mostrando una fe que dialoga, construye y abre puertas.

Cuando la palabra huella» se menciona al hablar de él, no es una metáfora vacía. Dejó marca. Una marca profunda. Muchos testimonios coinciden en que fue un pastor como pocos: auténtico, íntegro… una originalidad en nuestro siglo.

En ADRA, cuando llegaban alimentos, no permanecía sentado en un despacho ni se limitaba a dar instrucciones desde arriba. Cargaba cajas, descargaba furgonetas, y no se detendría hasta el último litro de leche repartido. Su liderazgo era de barro en las manos y sudor en la frente.

Pensaba a lo grande. Soñaba lo grande. Implementaba nuevas maneras de misión cuando aún eran ideas en pañales. En iglesias centrales del territorio nacional, supo tender puentes entre quienes llevaban toda la vida en España y los recién llegados de otros países. Fue promotor de proyectos audaces, soñador incansable, navegante en mares donde otros no se atrevían ni a mirar.

Su familia

Y su familia… ¡qué decir de su familia!

Olga, su esposa: firme en medio de las tormentas, sostén y compañera de misión.
Un hogar pastoral donde un hijo, Jarib, inspirado por el ejemplo paterno, escoge el camino del ministerio.
Unas hijas valientes, resilientes, creciendo entre cambios y desafíos misioneros, sin dejar de florecer.

Qué manera tan hermosa de vivir el equilibrio del ministerio: servir con amor a la iglesia sin descuidar el amor a su familia.

En una ocasión, en Barcelona en el año ‘99, mientras celebraba una boda, apenas terminó la ceremonia, la familia Sánchez se acercó con un regalo para los recién casados. Los novios, al ver que se marchaban, les preguntaron si podían quedarse un poco más.

Con una sonrisa amable, la familia Sánchez respondió:
«Hoy es el cumpleaños de nuestra hija. Queremos celebrar con ella esta noche».

Así actuaba un hombre que sabía amar en todas las direcciones.

Nuestra gratitud a esta familia que también vivió, entregó y sufrió la misión.

Jubilado, pero al pie del cañón

Incluso jubilado, cuando la iglesia le pidió apoyo, él estaba listo, disponible, al pie del cañón. La jubilación nunca fue para él una retirada, sino un cambio de trinchera.

El pastor Eliasib no solo deja una huella: deja un molde, un faro, un ejemplo…

No, no se ha ido.
>No se apaga su luz.
>No se acalla su voz.

Su huella es camino para muchos.
Su vida sigue predicando.

La Asociación Ministerial transmite su gratitud a la familia —Olga, Jarib, Mayary, Yadira, nietos, familiares y amigos— así como a todos los hermanos que fueron ministrados y empoderados por su espíritu evangelístico. Nuestro sincero pésame, unido al anhelo de celebrar juntos el gran reencuentro en las puertas de la Nueva Jerusalén.

Voces que testifican

Pr. Julián Rumayor
«Era un líder nato, con propósitos firmes y planes bien definidos…
Dejó huellas innegables en esta Unión».

Pr. Óscar López
«Eliasib fue un líder, un siervo y un pastor apasionado por el ministerio…».

Pr. Antonio Fuentes
«Un buen facilitador… Su sonrisa y buen humor era lo que más me impresionaba».

Pr. Urbina Francisco
«Un gran corazón… Visión evangelística basada en grupos pequeños».

Pr. Víctor Hernández – Iglesia Evangélica del Clot
«Siempre dejó una huella de calidez humana y alegría por el evangelio».

Miguel Ángel Roig
«Impulsó la creación de grupos que luego se convirtieron en iglesias…».

Javier Moliner
«Su vida y ministerio fueron un testimonio palpable…».

Testimonio de Joan Llorca

Testimonio de un departamental, amigo y compañero de viaje. Joan Llorca escribe así:

Sonó el teléfono. Descolgué, y, tras un inevitable silencio, el pastor Óscar López  me dijo: «Joan, tú que has trabajado tantos años con al pastor Eliasib… ¿Podrías escribir algo desde tu experiencia?»

Antes de poder sentarme a escribir, necesité horas de silencio, de oración y de lágrimas. A veces acumulamos tanto—recuerdos, gratitud, heridas, alegrías—que solo al llorar se nos limpia la mirada y se nos desatasca la voz.

Conocí a al pastor Eliasib en la iglesia de Torrero. Yo era un director de Educación inexperto; él, pastor de un distrito que marcaba referencia. Muy pronto entendí que estaba ante un impulsor de la educación adventista, desde su visión de otras tierras en las que los consejos de Elena White tenían credibilidad, un hombre que veía más allá de las tareas inmediatas y que entendía la misión en toda su amplitud.

Coincidiendo en Urgell

Nuestros caminos se hicieron más estrechos cuando coincidimos en Urgell. El primer sábado, aún no había desembalado todas sus cajas de la mudanza cuando él y Olga ya estaban en la puerta de la iglesia, impecables, impolutos, sonrientes, saludándonos en catalán para recordar que la misión abarca «toda nación, lengua y pueblo». Esa sensibilidad a la intereculturalidad y la intergeneracionalidad era parte natural de su ministerio, pero no solo con nosotros, los catalanes…

Su ritmo de trabajo era difícil de igualar. Él lo explicaba con humildad: «Yo me centro en la iglesia; Olga se ha encargado siempre de todo lo demás. Ese es el secreto de mi ministerio».

Y aun así, cuando no alcanzaba a llegar a todo, lo reconocía con sencillez:  «Joan, ¿puedes ir a dar este estudio en Viladecans?», «Me ha fallado el predicador en tal iglesia, ¿puedes encargarte tú?», decía mientras ofrecía con insistencia dinero para la gasolina o incluso las llaves de su coche. Para él, la misión era una responsabilidad sagrada, y procuraba que ningún esfuerzo quedara sin respaldo «Esa es mi responsabilidad y la iglesia me ofrece los medios y recursos para que la desempeñe», insistía.

Nuestras tareas acabaron confluyendo: él avanzaba por la vía de la Escuela Sabática y el Ministerio Personal; yo, por la de Educación y los Ministerios de la Infancia. «Trabajamos con los mismos niños y y servimos a las mismas familias. No podemos ir cada uno por nuestro lado. Hemos de aprender a trabajar junmtos», me dijo. Al ver el impacto de nuestro trabajo conjunto me repetía con frecuencia: «Dios permite que las personas se encuentren para que sus proyectos avancen.»

Las convenciones ESIMI y la Escuela Virtual

Y así nacieron las convenciones ESIMI, que durante años llevaron formación, recursos y motivación a las diferentes zonas de nuestra Unión. El pastor Eliasib lo preparaba casi todo; nosotros llegábamos y encontrábamos el terreno listo. De regreso, tras maratonianas jornadas, la sensación de gratitud por la oportunidad de servir a la Iglesia de Jesús. En los viajes por carretera, Olga nos acompañaba y nunca faltaban sus tortillas, tamales, sopes o pimientos rellenos. Era imposible no sentirnos en familia. «Pero hijo, yo estoy en casa, cómo no voy a preparar la comida? Tú ya pones tu coche que parece un avión», decía.

De aquella etapa surgió la Escuela Virtual, precursora del proyecto GPS que vería la luz décadas después con Maijo.

Guardo en la memoria escenas que hoy, ante su inesperada y apresurada partida, cobran un valor especial: los viajes de madrugada o con mil escalas para ahorrar «hay que gestionar responsablemente los recursos de la iglesia»; las cajas de cartón, atadas con cordeles, repletas de materiales para la iglesia, como equipaje de mano para «evitar gastos de envío»; su insistencia en que las decisiones de los consejos se ajustaran a la realidad concreta de las iglesias; su respeto hacia las distintas sensibilidades de nuestra «España de charanga y pandereta» y, luego, a las de los hermanos inmigrantes que llegaban y su tacto especial para atenderlos y hacerlos sentir en «su casa y en su iglesia» sin perder de vista jamás el llamado a ser permeables a la cultura del entorno para poder alcanzarla; su mirada emocionada cuando hablaba de la educación adventista y de los niños; su pasión incansable por la misión y por la predicación de la Palabra; su radical disposición a acudir siempre donde la iglesia lo necesitase, en distintos lugares de nuestro país, sin poner condiciones ni pedir garantías…

También recuerdo los momentos sencillos: paseos, conversaciones, rancheras, a pleno pulmón con Olga, la ilusión por sus nietos, la cercanía de una amistad que marcó nuestras vidas.

Seguiremos al lado de Jesús

¿Cómo aprende uno lo que significa ser obrero? ¿Cómo se aprende a ser pastor? Una parte importante de lo poco que sé la descubrí caminando a vuestro lado, querida Olga.

El  pastor Eliasib se fue antes de que pudiéramos cumplir una promesa que nos habíamos repetido: viajar juntos, tras mi jubilación, a Chiapas, donde comenzó su ministerio a lomos de caballo.

Hoy ya no importa. Confío plenamente en que el Señor tiene para nosotros proyectos mejores, y que volveremos a compartir ilusión, servicio y adoración con fuerzas renovadas y, sobre todo, al lado de Jesús, a quien él siguió desde el amor, con fidelidad y a quien nos ayudó a conocer mejor.

Y sí, que no quede duda: seguiremos junto a Olga y a sus hijos, acompañándoles como él habría deseado.

El Señor vuelve pronto y nos lo devuelve, y no solo a él…   Maranatha. ¡Sí!, ¡Ven Señor Jesús!

Esperanza Bienaventurada

«Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor;
sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos,
porque sus obras con ellos siguen».
Apocalipsis 14:13— 

Himno preferido del Pr. Eliasib

Oh, cantádmelas otra vez (Bellas palabras de vida) — Himno Adventista Nº 204

Este himno fue uno de sus favoritos porque expresa el núcleo de su predicación:
Jesucristo es la Palabra de Vida que transforma y salva.

Oh, cantádmelas otra vez,
bellas palabras de vida.
Hola y bellas para mí,
bellas palabras de vida.

Sí, de luz y vida,
son sostén y guía.
¡Qué bellas son! ¡Qué bellas son!
Bellas palabras de vida.

Con este canto en el alma, predicó, sirvió y soñó…
y ahora espera escuchar la voz de Jesús
que le despertará a la Vida eterna.

Autores: Richard Ruszuly y Joan Llorca, ministerial y departamental de Educación, respectivamente, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España. 

 

Vídeo y entrevistas para el recuerdo

Compartirmos el video que le ha dedicado la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Tallers, así como las entrevistas realizadas en el programa En Persona (2020), y en las Asambleas celebradas en el año 2017. Porque su vida y su ejemplo, seguirán predicando e inspirando.

Nota editorial

Decir que un pastor es muy querido es bastante habitual, gracias a Dios. Pero hay pastores que son especialmente «muy queridos» y Eliasib era uno de ellos. Espiritual; humilde; amable; sabio; respetuoso; cariñoso; empático; siempre tratando de ayudar; buena persona; noble; un hombre de Dios… son algunos de los adjetivos que aparecen en las mentes de quienes tuvimos el placer de conocerle, cuando pensamos en Él.

Su nombre significa, en hebreo: «A quien Dios restaura». Y como si fuera un profeta bíbico, su nombre hacía honor a su ministerio: Vivió predicando que Dios tiene poder para restaurar nuestras vidas, y está deseando hacerlo. Era su pasión, su ministerio y el propósito de su llamado.

Este 3 de diciembre, su querida Olga, sus hijos Jarib, Mayari y Yadira, así como el resto de familiares, han perdido temporalmente a un esposo, un padre, un suegro, un abuelo… pero la Iglesia Adventista pierde a un verdadero líder, a un gran pastor, un fiel amigo, un mentor, un consejero, un verdadero representante del carácter de Jesús.

Olga, su otra mitad

Abrazamos a Olga, su ayuda idónea, su otra mitad, con la confianza de saber que tiene el amor de su familia, el apoyo de la iglesia y el cariño de sus amigos. Sabemos que las separaciones, aunque sean temporales, son dolorosas. Y esta lo es de forma especial. Pero como decía el poeta libanés Khalil Gibran: «El adiós no existe. Si se pronuncia entre dos que nunca se encontraron, es una palabra innecesaria. Si se dice entre dos que fueron uno, es una palabra sin sentido». Y Eliasib y Olga eran, son y serán siempre, uno en Cristo.

Si además confiamos en las promesas de Dios, definitivamente no existe despedida posible para Eliasib. Tan solo el «hasta pronto», «hasta que Jesús venga». Creemos en la 2ª Venida de Cristo porque así lo dice la Biblia y, del mismo modo, creemos y confiamos en volver a abrazarte, Eliasib, querido pastor.

Gracias por tu servicio, por tu ejemplo, por tu cariño, por tu apoyo, por tu bondad. ¡Volveremos a ver tu cálida sonrisa! Hasta entonces, la guardaremos en nuestro recuerdo y la buscaremos en los rostros de Olga, Jarib, Mayari y Yadira, a los que tanto has amado.

¡Maranatha! ¡Cristo viene! ¡Hasta pronto, Eliasib!

 

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Revista Adventista de España
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