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El 21 de junio de 2025, en un encuentro espiritual celebrado en un hotel de Mora d’Ebre, miembros de la Iglesia Adventista de Reus, exmiembros (dos de los cuales han decidido volver) y amigos, nos reunimos para reflexionar sobre el llamado cristiano a la predicación y el reencuentro con la fe. La jornada, marcada por la fraternidad y el diálogo, contó con la participación de diez asistentes locales y dos pastores evangélicos invitados. Al finalizar el encuentro, dos de los presentes manifestaron su deseo de retomar el contacto con la iglesia.

Reflexionar en la labor de predicación que Jesús nos encomendó, plantea preguntas que no siempre son fáciles de contestar. ¿Cómo puede ser que ante la incertidumbre de futuro que contemplamos como sociedad, no sean muchos más los que se interesen por la esperanza que nos ofrece Jesús y el estilo de vida que propone el cristianismo? Parece como si quienes componemos la sociedad en la que vivimos (postmoderna, post verdad, post literal y todos los «post» en los que podamos entrar), estemos de regreso de cualquier opción por sólida que parezca. Ya no nos fiamos de nadie, ni de nada. No es fácil transmitir la esperanza cristiana a personas desilusionadas de ideologías y propuestas sociales.

Estadísticas

Según las estadísticas, el crecimiento de la iglesia debe centrarse en hacerse amigos de la gente, pues solo si la propuesta viene de alguien conocido, aceptarán escucharla. Los estudios realizados al respecto nos indican que el 40% de quienes se integran en la membresía de nuestras congregaciones son familiares o amigos a quienes les hemos hablado personalmente.

Un dato curioso de estos estudios es que un 15% de esta integración corresponde a miembros que en su día se alejaron de la iglesia por distintos motivos y que han regresado porque alguien se interesó en cómo estaba y le invitó a volver a la comunión del grupo social.

Como dice la letra de un famoso tango: «Volver con la frente marchita y las nieves del tiempo plateando mi sien». El tiempo es un buen maestro. Nos va indicando los aciertos que tenemos y errores que vamos cometiendo. A veces, un saludo, un interés personal, un recuerdo, nos puede hacer revivir experiencias pasadas que nos llenaron de esperanza y puede llevarnos a un descanso del alma.

Nueva invitación

Por eso, el pasado sábado 21 de junio realizamos en un hotel de Mora d’Ebre una reunión a la que invitamos a diferentes miembros, exmiembros y amigos de otras congregaciones de la zona a compartir juntos una jornada de reflexión espiritual. Diez hermanos del lugar respondieron y pudimos compartir juntos reflexiones espirituales y comida fraternal. Dos de estos hermanos solicitaron una visita pastoral para intentar retomar su contacto con la iglesia. Pudimos contar también con dos pastores evangélicos que aceptaron acompañarnos en nuestra reunión sabática.

Sembrar en todo terreno y en todo momento

Solo Dios sabe el resultado de esta acción. Como dice un viejo aforismo pedagógico: «La única semilla que no crece es la que no se planta». No cabe duda de que podemos hacer más de lo que estamos haciendo por nuestros hermanos que en su día se vieron afectados por alguna situación concreta, que, pasado el tiempo, se puede revertir con una llamada, un saludo, un encuentro, en definitiva, una muestra de cariño, afecto y Amor.

Os animo a retomar el contacto con alguien que abandonó nuestras filas por un tiempo, pero que en su corazón está esperando la mínima oportunidad para volver, aunque sea con «la frente marchita y las nieves del tiempo plateando su sien».

Autor: Jordi Abad, corresponsal de revista.adventista.es en la iglesia de Reus

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