Su alocución en el plenario frente a los líderes juveniles de la División Inter-Europea se produjo casi al final de los cuatros días de convención, pero sus palabras no podían ser más claras y más desafiantes hacia los restos del Ministerio Juvenil de la Iglesia Adventista y, también, sobre los errores cometidos en el pasado. Stephan Sigg, director de jóvenes de la División Inter-Europea, citaba un texto de Elena White que hacía referencia a lo «mucho que se ha perdido por la falta de atención a las necesidades espirituales de los jóvenes» dentro y fuera de la Iglesia para concluir, en palabras de Sigg, que «esta falta es un pecado a los ojos del cielo. No podemos ignorar que estamos perdiendo a más del 50% de los jóvenes. Así que mucho se ha perdido por nuestra falta de atención a sus necesidades espirituales».
Del 12 al 16 de diciembre y bajo el nombre de “Pulse Meet” se desarrolló en Schwäbisch Gmünd (Alemania) la primera convención de liderazgo juvenil organizada a nivel de División para formar a los directores de jóvenes, pioneros y exploradores de Europa en las mejores herramientas para dinamizar el trabajo con adolescentes y jóvenes en las iglesias locales. Un reto que se abordó de forma multidisciplinar con una docena de ponentes y especialistas y en el que, por parte de la División Inter-Europea, se presentó el proyecto “ICOR-Church of Refuge” que aboga por un nuevo concepto de iglesia a modo de refugio para los jóvenes.
«Es una metáfora que se toma del Antiguo Testamento, de las ciudades a las que la gente podía escapar para encontrar un lugar seguro», explicó Sigg. «Que las iglesias sean una fortaleza espiritual para la gente y el escenario de la gracia de Dios. Las iglesias como ciudad de refugio donde la gente joven pueda encontrar un hogar, amor, paz, justicia y la verdad en Jesús».
El encuentro, en el que participó también el presidente de la Asociación General, Ted Wilson, que presidió una santa cena el sábado con todos los participantes, se estructuró en varias sesiones plenarias y en talleres monográficos para grupos reducidos sobre temas como el liderazgo, la sexualidad, la mentorización o la prevención de los abusos, entre otras variadas cuestiones. Bailey Gillespie, responsable de la encuesta Valuegénesis en la División Norteamericana, destacó que los jóvenes se quedan en las iglesias, principalmente, porque encuentran en ellas un ambiente cálido «en el que no se los juzga». Una razón que pesa más que otras consideraciones, como las propias creencias o la doctrina. «¿Por qué quedarse en un lugar donde no existe la compasión?», se preguntaba para, a colación, exponer algunas cifras curiosas sobre la resistencia al cambio. Así, una iglesia tarda una media de veintiséis años en cambiar; y los líderes, trece en modificar su mentalidad. «En trece años, uno se hace resistente al cambio. Las iglesias son muy tradicionales y eso no es bueno. Hay miedo al cambio», concluía.
El expresidente de la Asociación General, Jan Paulsen, compartió con los asistentes lo aprendido durante los años que protagonizó el programa de televisión “Let’s talk”, en el que se sometía semanalmente a las preguntas de jóvenes adventistas de diferentes partes del mundo. «Comprendí –explicó– un asunto clave: casi no existe ninguna conversación entre las diferentes generaciones de la iglesia. Son dos mundos muy distantes aunque ocupemos un mismo espacio. Esta falta de comunicación es un gran reto que tenemos que afrontar como iglesia».
Paulsen expuso después que los jóvenes son como un gigante dormido que debe despertar y asumir responsabilidades en la iglesia. De hecho, citó como ejemplo que solo el 2% de los delegados que participaron en el último Congreso Mundial de Atlanta eran jóvenes menores de 30 años, algo que motivó su queja pública durante aquella sesión. «La narrativa dominante que reciben los jóvenes en la iglesia es el mensaje de que son irrelevantes o incapaces para asumir responsabilidades», se lamentó.
El joven alemán Ben Hauser, promotor de la iglesia juvenil Livingroom, en Mainz, presentó el proyecto que ha logrado sacar adelante, junto con una docena de laicos, en el que ha conseguido conectar con un montón de jóvenes y llegar a personas no adventistas a través de una iglesia diferente. Una iglesia estructurada, sobre todo, hacia fuera y en lo que esta puede aportar a la comunidad a través de trabajos comunitarios o iniciativas como un Club de Conquistadores concebido como una verdadera herramienta de evangelización en su área de influencia.
Johan Gerhardt, profesor de la Facultad de Friedensau, reflexionó sobre por qué ministrar a la juventud para llegar, después, a la conclusión de que es lo único que podemos hacer como iglesia. «No podemos hacer nada por el pasado y es difícil hacer algo respecto al futuro. Lo que se puede construir es el hoy y, hoy, los jóvenes son el presente de la iglesia», explicó. Entre sus recomendaciones, animó a los líderes a que sean capaces de presentar un sistema de creencias que sea plausible y relevante para la juventud. «Es una tarea santa de la iglesia acompañar a los niños en su camino. Acompañar, pero no empujar. Ir a su ritmo. No hay tarea más importante que atraer a nuestros hijos a Dios», concluyó.
La psicóloga Kiti Randall, especializada en el trabajo con menores problemáticos, aportó su experiencia para idear una iglesia que sea capaz de cambiar trayectorias de jóvenes conflictivos. Una iglesia cuyo fundamento, al igual que expusieron otros ponentes a lo largo del fin de semana, se base en las relaciones personales. «No son los programas los que cambian a los jóvenes, sino los líderes juveniles. Las relaciones son muy importantes para ayudar a la gente», explicó. «Vosotros sois los que tenéis el poder para cambiar esas cosas, sois esa iglesia especial. Se trata de una relación y de proveerles de experiencias saludables».
La Unión Adventista Española estuvo representada por el director nacional de jóvenes, Daniel Bosqued, que acudió a Alemania en compañía de una nutrida delegación compuesta por varios pastores de jóvenes y casi medio centenar de directores de jóvenes. El último día, la delegación española tuvo tiempo de reunirse a puerta cerrada para debatir sobre todas las idas presentadas a lo largo de los cuatro días de convención y para analizar la forma en que se podrían implementar estas herramientas, ideas y proyectos en sus respectivas iglesias locales.
“Pulse Meet” contó también con la presencia de otros oradores y expertos que desarrollaron diferentes temáticas en formato de talleres. Entre ellos, Japhet de Oliveira, de la Universidad Andrews; Gustavo Squarzon, Bojan Godina, Christoph Berger, Denise Hochstrasser, Gabriel Monet, Judith y Sven FocknerJudith, Klaus Popa y Winfried Vogel.