Sagunto, del 4 al 6 de febrero de 2013
«Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas» (Ecl. 7: 10). En esta ocasión, la 68ª Convención de Colportores se celebró del 4 al 6 de febrero en las instalaciones del CEAS, en Sagunto, aunque el alojamiento y el desayuno fueron en el Hotel Vent de Mar, en Puerto de Sagunto (Valencia).
Esta no fue una convención al uso, ya que dedicamos gran parte del tiempo a la puesta en común de nuevos métodos y estrategias para llevar adelante esta preciosa labor. Tuvimos mucho tiempo para hablar y profundizar en el nuevo proyecto de colportaje.
En esta oportunidad no fueron invitados los simpatizantes de este ministerio sino solo aquellos que están dispuestos a invertir el cien por cien de su tiempo para realizar la tarea que nos ha sido propuesta para este último tiempo.
El título de la convención fue “Bienaventurado el que lee y los que escuchan”. El pastor presidente, Jesús Calvo, nos habló del esfuerzo y del valor para derribar las murallas de Jericó. Un esfuerzo y un valor que no se basan en capacidades humanas sino en la aceptación de la lógica divina, pocas veces comprendida por el común de los mortales. Contamos con la presencia del hermano Hermel Balcazar, quien nos ayudó a comprender algunos detalles importantes sobre la formación bonificada y el papel que podemos jugar los colportores como técnicos de formación.
En cierto lugar, la hermana White nos dice: «Ensayad nuevos métodos» (El colportor evangélico, pág. 58). Cada tiempo tiene sus inconvenientes y sus ventajas.
Antes, la gente no sabía leer, no tenía dinero, estaba prohibido vender una Biblia, un Conflicto de los siglos… Ahora hay plena libertad, a nadie le meten en la cárcel por vender una Biblia o un Conflicto, casi todo el mundo sabe leer y tiene dinero.
Antes, el colportor “Julianillo” iba con un burro, ahora vamos con un coche. Mi suegro fue de los primeros que compraron un Seat 600, y lo pagó un año antes; ahora, puedes llevarte un coche nuevo a casa, salir a trabajar y empezar a pagarlo dentro de seis meses.
Cuando yo empecé a colportar, en el año 1969, en Lérida y en Andorra, llevábamos el Nuevo consejero médico, La madre y el niño, etcétera. Ahora llevamos Mente positiva, Cuerpo saludable y otros, todos llenos de nuestro mensaje de salud mediante la naturaleza, y con muchas citas bíblicas.
Antes íbamos por las casas a cobrar los plazos y, más tarde, mandábamos los recibos por reembolso; ahora tú vendes y Safeliz se encarga de cobrar. Antes éramos sencillamente un vendedor de libros, ahora ofreces cursos formación que beneficiarán a la empresa y al empleado, ya que rendirá más en el trabajo, tratará mejor a su familia; conocerá más profundamente la forma de pensar, de comer sano y de vivir positivamente.
Además con la ventaja de que, en la mayoría de los casos, resulta gratis tanto para la empresa como para el propio trabajador, por medio de la Tripartita, y el sistema bonificable. Y cuando entregas el libro, incluido en el precio, la gente se muestra sorprendida y agradecida. Agradezcamos a Dios las ventajas de las que disponemos hoy; también demos las gracias a Safeliz, a la UAE, y al pastor José Manuel Martínez Olivares y a su equipo, por el trabajo que han hecho y hacen. Y pidamos al Señor que nos dé sabiduría y consagración para ser estos ministros de la página impresa que, con ilusión y dedicación, se preparan para ser los misioneros modernos que se adaptan a los nuevos tiempos aprovechando las oportunidades que nos brinda la sociedad actual, y no olvidemos nunca las promesas de Dios para el fiel misionero que da prioridad a dar el mensaje de la verdad presente y a invitar a las personas de buena voluntad a sumarse al pueblo que guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús.
Sin duda que este colportor evangélico, que podemos ser tú y yo, querido/a hermano/a, no quedará sin recompensa en esta vida y en la venidera. Y, aunque los problemas no se acabarán nunca, pongamos la mira en las ventajas que hoy tenemos y vivamos a la altura de los conocimientos que Dios ha dado a su pueblo para que nuestra manera de comer, beber, vestir y vivir sea un testimonio claro de que somos los ministros de Dios que llevan el mensaje de salud y salvación a esta generación enferma y desorientada, para que busquen al Creador y Salvador que los ama y que quiere su bien presente y eterno.
«Mientras dure el tiempo de gracia habrá oportunidad para que el colportor trabaje». «No hay una obra superior a la del colportaje evangélico». «No tenemos tiempo de estar ociosos, ni desanimados. Ha de proclamarse el evangelio a todo el mundo; ¿por qué no estamos más despiertos?». «El Señor llama a muchos que estén dispuestos a gastar y ser gastados en su servicio, y a trabajar con osadía» (El colportor evangélico, págs. 12, 13, 18,19).